lunes, 26 de mayo de 2008

Estilitas


Cuando estudiaba teología en el seminario mayor de Cáceres, me acuerdo que el profesor de patrología nos habló de los estilitas, unos anacoretas del siglo V, que se retiraron al desierto para llevar una vida de oración y ayuno. Como a pesar de todo ese aislamiento todavía había gentes que les seguían, inventaron el subirse a una columna, y permanecer allí de pie, en ayuno y oración y aislados del mundo. En ellos pensé cuando me acerqué por primera vez en Yagoua a la oración de los musulmanes, en la fiesta del fin del Ramadán. Pero estos estilitas eran diferentes de los antiguos anacoretas cristianos del norte de África. No se trataba de hacer oración, ni ayuno; y menos de pasar allí todo el día aislados cada uno en su columna; sino simplemente de que era un lugar privilegiado para ver la fiesta de los musulmanes y la oración en la explanada de la futura mezquita. Esas eran las columnas de la nueva mezquita que se iba a construir en Yagoua, en tierras de los Massás, con financiación exterior, y llevando a cabo la política de islamización del norte del Camerún.

lunes, 19 de mayo de 2008

Musulmanes en oración

Después de pasar unos días en la misión de Djougounta regresé de nuevo a Yagoua, donde monseñor Luís Charpenet me nombró coadjutor del P. Ignace para la parroquia de Saint Paul. Entonces sólo existían dos parroquias en la ciudad de Yagoua de unos 30.000 habitantes, la misión de santa Ana que era la catedral, y la misión de Saint Paul, que tenía un iglesia recién construida, pero que todavía no se había hecho la casa parroquial, por lo que tanto el P. Ignace como yo vivíamos en el obispado. Mi francés era bastante deficiente, así que las primeras semanas me dediqué sobre todo al estudio de la lengua. Tuve la inestimable ayuda de Martine, la misionera seglar que trabajaba para la diócesis, que me ayudó para la pronunciación correcta del francés. También comencé con el estudio de la lengua Massá, pues estábamos en la región de los Massás, aunque también con la presencia de los peuls o foulbés, estos últimos de religión musulmana estaban expandidos por todo el norte del Camerún y dominaban el comercio y la administración, con la gran ayuda del presidente Ahmadou Ahidjo que era musulmán. Arabia Saudita tenía una política de islamización para el continente africano, y con el dinero conseguido por la venta del petróleo compraba fácilmente a los nuevos gobiernos nacidos tras la descolonización de los países europeos. Por todas las grandes ciudades africanas surgían magníficas y bellas mezquitas, regaladas por los países islámicos, con el dinero fácil de los petrodólares, mientras los países europeos se apretaban el cinturón por la subida de los precios del petróleo. Los Massás en su inmensa mayoría eran paganos, o seguían las religiones tradicionales, había una minoría cristiana, tanto de católicos como protestantes; pero la influencia musulmana se dejaba notar, sobre todo por la presión desde la administración, el gobierno y la clase dominante. En la fotografía vemos un momento de la oración musulmana con motivo de la fiesta del fin del Ramadán, que en 1975 fue a principios de octubre.

lunes, 12 de mayo de 2008

Juego de niños


En la misión de Djougounta fui entrando en contacto con la vida africana. En realidad allí pasé sólo unos días para ambientarme al clima, comidas, costumbres, en definitiva a una cultura completamente diferente a la mía. Y, ¡que mejor contacto con otra cultura que hacerlo a través de los niños! Ya un año antes, cuando estaba en el noviciado en nuestra casa de Aranda de Duero, un espiritano francés que vino a darnos unos cursos de misionología, nos lo advirtió; la forma más fácil de entrar en contacto con una nueva cultura, de conocer las costumbres de un pueblo, de enterarte de las noticias de la aldea, o de hablar un nuevo idioma es con los niños, pues para ellos eso es como un juego, no se cansan de repetir una palabra o una frase que tú no comprendes, de reirse cuando metes la pata, de corregirte si haces algo mal, etc.. cosa que por educación no harán los adultos. Efectivamente, a través de los niños escolarizados, que hablaban francés, fui comenzando a aprender las primeras frases de saludo y presentación en lengua Massá. En la foto vemos a unos niños Guiseys, junto al lago de Fianga, jugando con una caracola.

lunes, 5 de mayo de 2008

La escuela de Djougounta



En la misión de Djougounta además del P. Fernando Corazón, espiritano español y de la misionera seglar Teresa Acarregui, había una comunidad de misioneras espiritanas francesas. La hermana Marie era la directora de la escuela, la que formaba a los profesores y la que procuraba que no faltasen los medios indispensables para su funcionamiento, pues la ayuda que recibía del gobierno camerunés era mínima y los salarios para los profesores llegaban con muchos meses de retraso. Ella tenía que visitar las aldeas de la región y convencer a los padres para que los niños y también las niñas asistiesen a la escuela y comenzasen la alfabetización. Para los niños suponía el primer contacto con la lengua francesa, la escritura, la socialización, y también el tener que caminar algunos kilómetros para ir y venir a la escuela. En mi primer contacto con esta realidad africana me impresionó la falta de medios materiales. Las tres aulas que tenía la misión de Djougounta, (este nombre Guisey quiere decir murciélago, y efectivamente en esa zona había miles de murciélagos que parecían casi vampiros por su tamaño), estaban abarrotadas de niños, con poca luz natural que penetraba por unas ventanas que estaban tras el cobertizo que las defendía del sol y de las lluvias; los niños se sentaban en unos rudimentarios bancos hechos en la misión, y solo tenían unos lapiceros y cuadernos como único material de trabajo. Dar la clase de lengua al aire libre, bajo la sombra de una de las acacias y a veces escribiendo en la misma arena era más práctico y estimulante. Las chozas que vemos al fondo de la fotografía eran las casas de las hermanas. La hermana Marie ya falleció. ¿Qué habrá sido de esos niños Guiseys, 33 años después?