sábado, 12 de diciembre de 2009

Misa en Njong-Melen





Estando en Yaoundé, la capital del Camerún, en el mes de agosto de 1976, el día 15 fiesta de la Asunción de la Virgen María a los cielos, fui a conocer el barrio de Njong-Melen, o Ndzong-Melen, que en Ewondo significa palmera de aceite, y la parroquia donde se celebraba la Eucaristía al aire libre; pues eran muy conocidos en Yaoundé los ensayos litúrgicos de adaptación a la cultura africana que allí se hacían, promovidos entre otros por el P. Engelbert Mveng, jesuita.

Fue una celebración larga y todo el tiempo de pie, pero muy animada por los cantos, música y danzas, ofertorio especial y otras adaptaciones de la liturgia al ambiente africano. Por esa misma época se hacían otros ensayos de adaptación de la liturgia a África en el Zaire con el cardenal Malula.

El P. Engelbert Mveng era muy conocido en Camerún, teólogo, (como Jean-Marc Ela, que tuvo que exiliarse al Canadá y que después de su muerte llevaron su cuerpo a enterrar en la parroquia de Njong-Melen); artista, (son conocidos sus cuadros sobre el Via Crucis, y el retablo de la catedral de Yaoundé) y poeta, fue asesinado en Yaoundé el 24 de abril de 1995, un crimen que todavía no ha sido aclarado por las autoridades, pero parece ser que fue por motivos políticos. Como así mismo asesinaron al gran misionero del Norte de Camerún, al arzobispo de Garoua, monseñor Yves Plumey. Grandes hombres, mártires de nuestro tiempo, semillas de cristianos.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Musulmanes en la catedral

¿Musulmanes en la catedral?, ese fue el interrogante que me hice, al entrar en la catedral de Yaundé, y que más de uno se puede hacer al ver la fotografía, si pensamos que los que visten al estilo occidental son cristianos, y los que visten al estilo de los países árabes son musulmanes. Pero podemos pensar también que las apariencias engañan. O que el hábito no hace al monje. Se puede vestir uno al estilo occidental y no ser cristiano, ni mucho menos; y al contrario, vestirse a la moda de Arabia Saudí y ser un buen cristiano, como pude comprobar entre los cristianos del norte de Camerún en los años que allí estuve como misionero. Recuerdo que todos los años al final del Ramadán, cuando los musulmanes festejaban su fiesta, yo iba a saludar al imán y a la comunidad musulmana, y lo mismo hacían muchos cristianos de la misión de Gobó; y también recuerdo que algunos musulmanes se acercaban a la iglesia de la misión el día de Navidad para festejar con los cristianos el nacimiento del Hijo de Dios.

domingo, 22 de noviembre de 2009

La catedral de Yaundé

Durante la II Guerra Mundial, siendo monseñor Vogt, Vicario Apostólico de Yaundé, hizo un voto a la Virgen de construir un santuario y dedicárselo a Nuestra Señora, si Camerún se libraba del horror de la guerra. Monseñor Vogt murió antes de acabar la guerra y no pudo ver realizado su sueño, pero Camerún se libró de la guerra. Sería luego su sucesor, monseñor Graffin, también espiritano, que viendo la necesidad de construir una nueva parroquia en Yaundé, puesto que la misión de Mvolyé estaba a cinco kilómetros del centro de la ciudad, que en 1952 pondría la primera piedra de la nueva iglesia, que sería consagrada a Nuestra Señora de las Victorias en 1955, y que sería luego la nueva catedral de Yaundé. Fue construida por el hermano Teodoro, también espiritano. Tiene una capacidad para 5000 fieles, de 77 metros de larga por 32 de ancha, y 45 metros en el transepto, y 25 metros de altura. Estaba prevista una torre de 45 metros de alta que no fue construida. Cuando yo la visité en agosto de 1976 ese era su aspecto desde la plaza, en la que desembocan la avenida del presidente Adhijo y la avenida de Mons. Vogt. Actualmente he visto por fotografías que se han construido dos modernas torres para las campanas. El Papa Juan Pablo II la visitó en dos ocasiones, en 1985 y 1995. Y este año en el mes de marzo también estuvo allí el Papa Benedicto XVI.

lunes, 26 de octubre de 2009

Cementerio de Mvolyé

En el mes de agosto de 1976, viajé desde el norte del Camerún, hasta la capital Yaundé, para hacer los ejercicios espirituales en el Centro Papa Juan XXIII, en el que participaban laicos, catequistas, religiosas y sacerdotes de todas partes del Camerún, la mayoría cameruneses, pero otros éramos misioneros extranjeros. Era la primera vez que viajaba al sur y que visitaba la capital de las siete colinas. Entre ellas la de Mvolyé, donde los padres Palotinos alemanes fundaron la "misión madre" del centro del Camerún en 1901. Allí construyeron la iglesia de San Lorenzo en 1906, que podemos ver al fondo derecha de la fotografía.
En el cementerio de la misión, entre otras muchas tumbas de los misioneros, vemos en primer plano la de monseñor François Xavier Vogt, (1870-1943), misionero espiritano originario de Alsacia, que en 1906, a los 35 años fue nombrado Vicario Apostólico de Bagamoyo (Tanzania). La misión más próxima de Bagamoyo era Kilema que estaba a 400 kilómetros y que él recorría a pie. Al final del primer año resumía su misión así: "seis meses de fiebres y seis meses de viajes".
En 1922 fue nombrado Vicario Apostólico de Camerún, y puso su sede en Mvolyé cerca de Yaundé. En esa fecha sólo existían cinco misiones en Camerún: Duala, Ngovayang, Edéa, Minlaba y Mvolyé; y sólo disponía de una docena de misioneros para atender a los 30.000 cristianos bautizados, y varios miles de catecúmenos. En 1930 ya había 136.000 cristianos, 208.000 en 1938, y 400.000 en 1943 el año de su muerte. Este período es conocido como un "nuevo Pentecostés" el mayor acontecimiento misionero de la Congregación del Espíritu Santo. Cuando en 1943 muere Mons. Vogt, existían ya 38 misiones.
En 1925 comenzó la construcción de la catedral del Espíritu Santo que consagró en 1927, y es la iglesia que vemos a la izquierda de la fotografía, pero que ya no era la catedral, pues en los años cincuenta se construyó la nueva catedral en el centro de Yaundé, dedicada a Nuestra Señora de la Victoria. A finales de los años ochenta la antigua catedral del Espíritu Santo estaba en ruinas, y unos años después fue demolida. En su lugar se ha levantado la nueva basílica dedicada a Nuestra Señora Reina de los Apóstoles, un bello edificio con una capacidad para 3500 personas. La iglesia catedral de monseñor Vogt ya no existe, pero la Iglesia, pueblo de Dios, que él plantó e hizo crecer, sigue desarrollándose y creciendo en Camerún.
El 18 de marzo de 2009, el Papa Benedicto XVI, en su visita al Camerún y en la Basílica de Santa María, Reina de los Apóstoles, comenzó su discurso con estas palabras:
“Tenemos la alegría de reunirnos para dar gracias a Dios en esta basílica dedicada a María Reina de los Apóstoles, de Mvolyé, construida en el lugar donde fue edificada la primera iglesia levantada por los misioneros espiritanos venidos para traer la Buena Nueva a Camerún. Así como el ardor apostólico de aquellos hombres abrazaba en su corazón a todo el País, este lugar abarca simbólicamente cada rincón de vuestra tierra…”

Y luego el 1 de abril en la audiencia general celebrada en la plaza de San Pedro en Roma, con más de 20.000 peregrinos de todo el mundo, dijo:
Recuerdo después la solemne celebración de Vísperas que tuvo lugar en Yaundé, en la iglesia de María Reina de los Apóstoles, Patrona de Camerún, un templo grande y moderno, que surge en el lugar donde trabajaron los primeros evangelizadores de Camerún, los Misioneros Espiritanos.”

jueves, 8 de octubre de 2009

Escarificaciones



Ahora que se pone de moda en el mundo occidental los tatuajes, los "piercings", y las escarificaciones, vienen a mis recuerdos, un montón de rostros de personas conocidas, tanto Museys, como Massás del Camerún, y gentes de otras tribus: Mundangs, Tupurís, Fulbés, etc... pues en África es muy corriente que cualquier persona tenga sobre su cuerpo las marcas de las escarificaciones.
Aquí se realiza con bisturí, con garantías higiénicas y con instrumental desinfectado. Allí tradicionalmente se hacía con un simple cuchillo bien afilado, o más recientemente con una cuchilla de afeitar. Se hacía la marca, se cortaba la piel, se hacía sangrar la incisión y se dejaba al aire libre, cuando comenzaba a cicatrizar y salía la postilla o escaras se volvía a quitar para que quedara la marca de la escarificación.
He visto a niños muy pequeños con la cara marcada por las cicatrices abiertas, y sangrantes. Y jóvenes y personas de todas las edades, tanto hombres como mujeres, con hermosos tatuajes sobre el cuerpo, o mejor escarificaciones, tanto en la cara, como en los brazos, piernas, espalda, hombros, pecho y vientre. Como esta mujer que con orgullo muestra esos diseños geométricos, punteados y rallados especiales.
La otra cara de las escarificaciones, era que por falta de condiciones higiénicas adecuadas, se producía infecciones, graves heridas y alguna vez la muerte. Hubo casos que conocí de alguna persona que fue mordida por una serpiente venenosa, y por causa de las heridas abiertas por las escarificaciones, no pudieron parar la hemorragia, y llegó a morir desangrada.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Rumsiki: la montaña sagrada





En el extremo norte del Camerún, pero al oeste, junto a la frontera con Nigeria, se encuentran los montes Mandara.

Es una cordillera de montañas, donde viven los Kapsikis, y otras etnias paganas que miran a los picos rocosos, picos de viejos volcanes ya extinguidos, como dioses de piedra. El paisaje desde luego es excepcional, y las guías turísticas lo promocionan como paisaje lunar. El monte Rumsiki está a 1224 metros de altura, y creo debe ser una tentación para los alpinistas y grandes escaladores de picos de basalto. Mi visita a los montes Mandara no fue por hacer turismo, para ver el paisaje y hacer unas fotos para el recuerdo. El motivo fue otro, el visitar la misión católica de Sir, donde trabajaban las misioneras Franciscanas de María, algunas de ellas españolas, conocidas del P. Fernando Corazón y de Teresa Acarregui, la misionera laica que trabajaba con él. Recuerdo que me tocó hacer el viaje en la parte posterior de la camioneta, sufriendo el sol de la estación seca y tragando el polvo del camino. La misión de Sir está a más de cien kilómetros de Maroua. Allí las hermanas nos hablaron de su misión, de sus trabajos y de las comunidades cristianas que iban surgiendo en las diferentes aldeas de las montañas sagradas.


jueves, 27 de agosto de 2009

Ollas vacías

Para gran parte de la población musey del norte de Camerún, la época de las lluvias, es un tiempo de carestía y de hambre. Los graneros están casi vacíos, y por consiguiente no hay alimentos para cocinar. Esta mujer con su mirada, y con su pena, nos dice que no tiene nada para meter en la olla. ¿Qué va a preparar de comida para cuando su marido y sus hijos regresen al atardecer a casa, después de una larga jornada de trabajo en el campo? Las ollas están vacías. No queda mijo en el granero. Se acabaron las pocas gallinas que andaban sueltas buscando termitas alrededor de las chozas. Tal vez los niños conseguirán cazar algún ratón que merodean por los graneros vacíos. Y como último alimento para ir sobreviviendo los saltamontes, langostas, termitas y otros insectos, que abundan en esta época. Muchos de nosotros jamás podremos imaginar que lo que vemos en la foto es una cocina, con todos los utensilios necesarios para cocinar. Lo mismo que para esa mujer, jamás podrá imaginar cómo es una cocina, y todo lo que hay en ella en una de nuestras casas de países ricos.

lunes, 3 de agosto de 2009

Tiempo de hambre


El mes de agosto, cuando en Europa aprieta el calor del verano y los que pueden se van de vacaciones, en el norte del Camerún es el tiempo de la estación de lluvias, y los fuertes aguaceros inundan la planicie entre el río Logone y el lago de Fianga. Es el tiempo de los trabajos agrícolas, pues durante los ocho meses de la estación seca no se ha podido cultivar nada. Pero es también el tiempo de la carestía, de la escasez de alimentos y del hambre. La razón es sencilla, la gente depende de los cereales: mijo, sorgo, fonio y maíz que recolectaron a principios de octubre al comienzo de la estación seca, y que guardan a lo largo de todo el año en sus graneros. Pero sucede que muchas veces ese grano no es suficiente para todo el año y para alimentar a toda la familia, y hay que ir racionándolo, y precisamente cuando más trabajo hay en los campos con la siembra, arrancar las yerbas perniciosas para los cultivos, reparar las chozas en las que entra el agua de las lluvias, etc. es cuando escasean los alimentos y es el tiempo del hambre. Como solución se malvive con otras hortalizas, o cacahuetes, que a veces se arrancan antes de su maduración, incluso con los granos verdes del nuevo mijo que están creciendo y que tienen que tostar para poderlo comer. En la fotografía unos niños museys de Gobó descascarando los cacahuetes para poder comer algo.

martes, 21 de julio de 2009

Misión a caballo



La misión de Gobó está en la planicie de tierras arenosas cercana al río Logón, en el “pico de pato” del norte de Camerún, por lo que en la estación seca era fácil viajar por las rutas de tierra con la camioneta de la misión, o con la pequeña motocicleta, aunque a veces debido a la arena había que hacer grandes equilibrios para no ir al suelo. Pero no sucedía lo mismo en la zona montañosa de Maroua. Allí en las montañas habitadas por los “kirdis”, nombre despectivo que los musulmanes daban a los miembros de las diferentes tribus y etnias no-musulmanas, las comunicaciones eran más difíciles, y la llegada en vehículo a algunas aldeas imposible. Los misioneros para visitar las diferentes aldeas y pueblos de su misión tenían que utilizar los caballos. En la misión de Mokong había una comunidad espiritana, un padre francés, un joven laico cooperante espiritano y dos religiosas. Mokong está al pie de la montaña en la carretera que va de Maroua a Mokolo. El caballo era necesario como medio de transporte para ir a los poblados inaccesibles de la montaña, para llevar la Palabra de Dios, celebrar los sacramentos, visitar a los enfermos o tener una reunión con los catequistas.

viernes, 10 de julio de 2009

Coro parroquial

Cuando hablamos de un coro parroquial normalmente tenemos en la cabeza la imagen de un grupo de personas, hombres y mujeres, o sólo mujeres, con la partitura en las manos, vestidos de una forma especial, uniformados y dirigidos por el director del coro, para acompañar las celebraciones litúrgicas con sus cantos. Por lo que nos puede parecer rara la fotografía, pero efectivamente vemos en ella al coro de Dom Pya, los músicos que acompañaban con su tambores, flautas de cuernos de gacela, y cantos las celebraciones litúrgicas en la misión. ¡Qué ánimo ponían en su redoblar de tambores! ¡Qué liturgias tan vivas vivíamos allí! Las celebraciones se alargaban por causa de los cantos, pero a todos nos parecían cortas, pues tal era el ritmo, la música, y la alegría que eran auténticas fiestas las Misas que allí se celebraban.

martes, 30 de junio de 2009

Visita pastoral


Tres meses después de comenzar mi trabajo misionero en Gobó, recibí la visita de nuestro obispo, monseñor Luís Charpenet, que fue a interesarse por mi adaptación a mi nueva misión, a darme ánimos en la labor misionera y conocer el trabajo de las hermanas en el hospital. Recuerdo que fue a finales de junio cuando el calor aprieta fuerte en el norte del Camerún. Quiso visitar también algunas aldeas y lo acompañé hasta Dom Pya. Allí los niños le hicieron un gran recibimiento con canciones y danzas, música y alegría porque les visitaba el pastor diocesano.


Monseñor Luis Charpenet, oblato de María Inmaculada era el primer obispo de Yagoua. Fue de los primeros misioneros oblatos que evangelizaron la región de Yagoua en Camerún, y la de Pala en el Chad. El 11 de marzo de 1968 cuando se creó la Prefectura Apostólica de Yagoua él fue nombrado por el Papa Pablo VI prefecto apostólico, y cuando el mismo Papa creó la diócesis de Yagoua el 29 de enero de 1973, monseñor Charpenet fue nombrado obispo. Fue monseñor Charpenet quien me incardinó a la diócesis de Yagoua, puesto que yo no había hecho todavía los votos perpetuos y para mi ordenación sacerdotal tenía que estar incardinado a una diócesis. Por lo que yo era el primer sacerdote de la diócesis de Yagoua. Hoy día la diócesis tiene unos 50 sacerdotes, y la pastorea su quinto obispo. Monseñor Charpenet murió joven el 5 de diciembre de 1977, año y medio después de esta visita pastoral a la misión de Gobó.

lunes, 15 de junio de 2009

Tambor africano


Cualquiera que haya viajado por algún país africano y visitado los pueblos y aldeas, recordará siempre el sonido del tambor, o del tam tam, pues es un instrumento musical muy simple y que está en todas partes. Ya desde pequeños los niños aprenden a tocarlo en sus juegos y danzas, imitando a los adultos. A ritmo del tambor se celebran las fiestas, se canta y danza. Pero también el tam tam marca otros ritmos. Avisa cuando hay alguna muerte. Congrega al pueblo para ciertos acontecimientos. Es la voz que se oye desde lejos, y que según el tipo de tambor, el ritmo, y la forma de tocarlo nos habla de fiesta, de alegría o de muerte. Entre los Museys del Camerún hay varios tipos de tambor. "Darida" el pequeño tambor que vemos en la fotografía, hecho de madera, y con dos membranas de piel de cabra, en la de arriba se bate con un palo curvo adecuado, y en la de abajo con la mano izquierda. Se utiliza normalmente para la fiesta y la danza, y se lleva colgado del cuello. "Timma" el gran tambor de la muerte, de casi un metro de diámetro hecho con piel de vaca, y que se puede escuchar a larga distancia. Se percute con unas baquetas propias para ese tambor. "Tininga" es un tambor alto, de pie, es decir está apoyado en el suelo, de un metro de altura, con una sola membrana de piel de cabra, que se toca con las dos manos, y se utiliza tanto para la fiesta como para la muerte.


lunes, 8 de junio de 2009

Tradición y progreso

En enero escribí ya sobre el "gourouna massá", la institución de jóvenes que se reúnen para guardar y cuidar de las vacas en un lugar de la sabana, fuera de la población, y que dedican el tiempo a alimentarse de la leche de vaca, comer bien, danzar y entrenarse para las competiciones de lucha. Viven en el campo, cuidando el ganado, ellos solos. Las mujeres no pueden acceder al campamento. Están en el campo desnudos o casi desnudos, se untan el cuerpo de aceite, de leche y de una arcilla ocre. Tradicionalmente llevaban una piel de cabra colgada de la cintura que sólo les cubría las nalgas. A menudo se les ve en los poblados, con motivo del mercado, y sobre todo cuando se juntan para mostrar sus danzas, o competir en la lucha. La fotografía está tomada en junio de 1976 en Gobó; llevan la piel de cabra tradicional, pero sobre los calzoncillos, y como signo de modernidad y progreso las gafas de sol.


lunes, 1 de junio de 2009

Pequeño artesano

Los museys son esencialmente agricultores y ganaderos. Viven del cultivo del campo y de los pequeños rebaños de ganado vacuno, ovino y caprino. Pero también son excelentes artesanos. Elaboran los instrumentos necesarios para llevar a cabo sus trabajos agrícolas y fabrican las herramientas que necesitan artesanalmente. Entre los artesanos están los herreros, alfareros, carpinteros, tejedores, etc. unos son oficios de hombres y otros de mujeres. Pero todos hacen su trabajo con unos medios muy rudimentarios y simples. En la foto vemos a un aprendiz de carpintero fabricando un mango de azada. Le sirve como banco de carpintería el mortero donde las mujeres pilan el mijo con el majadero. Y usa para su labor una azuela que él mismo ha fabricado. Primero ha tenido que ir al bosque a cortar una rama de árbol apropiada por su forma para tallar el mango de la azada. Luego en un lento trabajo va sacando las virutas para hacer el mango liso y sin nudos, y finalmente hace la forma del pico donde se incrustará el zacho de hierro que ha fabricado el herrero. Hay diferentes aperos de labranza. Básicamente existen tres tipos de azadas: kawira, gayna y bananga, según se utilice para desbrozar la tierra, cavar o arar. La bananga era el zacho mayor y servía de vertedera para hacer los surcos, al no tener arados, para los campos de algodón. Todas ellas son pequeñas, de unos 40-60 centímetros, lo que obliga a trabajar la tierra completamente curvado. Y las mujeres además llevan a su bebé en las espaldas.

miércoles, 27 de mayo de 2009

El viejo molino

La misión de Gobó comenzó por el molino harinero. Bueno, no fue exactamente así; pero el molino estuvo en la base e inicio de la misión. Cuando en 1976 llegué a Gobó para hacerme cargo de la misión, después que el P. Jean Savoie había sido nombrado rector del Seminario francés en Roma, me dijeron que antes de trasladarse allí el P. Savoie desde la misión de Djougoumta, e incluso antes de comenzar a hacerse el dispensario, que se abrió el año 1974, lo primero que se hizo en el terreno comprado para establecerse allí la misión fue el molino. En la zona del sahel, donde la base de la alimentación son los cereales: mijo, sorgo, fonio y maíz, que todos los días las mujeres tienen que machacar los granos en el mortero y después hacer la harina restregando dos piedras, el molino con un motor de gasóleo era un gran avance, liberaba a las mujeres de un duro trabajo y ellas pasaban un rato agradable hablando de sus cosas mientras esperaban su turno. Para muchas mujeres el molino fue el primer contacto con la misión, como también posteriormente el dispensario, la sala de partos, el hospital o los cursos de alfabetización. Algunos dicen que esto es la pre-evangelización, en realidad eso es ya evangelizar, llevar una Buena Nueva para el pueblo que sufre, que luego se explicita en el anuncio gozoso del Evangelio, y haciendo que los que buscan algo más se encuentren con Cristo y se hagan cristianos.

lunes, 18 de mayo de 2009

El granero sagrario

Entre los museys del Camerún, y otros muchos pueblos africanos, el granero es el lugar más importante del "saré", el conjunto de chozas, casas y corral que compone la propiedad de la familia. Pues el granero significa la reserva de alimentos de toda la familia para todo el año. Acabada la estación de lluvias a principios de octubre, se cosechan los cereales propios de la zona subsahariana: mijo, sorgo, fonio, maíz y cacahuetes. Las espigas y granos se guardan en el granero que suele estar en el centro del "saré", y al que accede todos los días la mujer para sacar de él los granos que tiene que pilar, y luego moler entre dos piedras para hacer la harina que después cocinará y hará una especie de bola, que es el alimento básico para toda la familia. No hay familia sin granero. El granero es el centro del "saré", es la parte principal, y en cierta forma es un lugar sagrado, pues de él depende la supervivencia de toda la familia. No puede haber mayor desgracia que un granero acabe ardiendo. Sabiendo lo que significa el granero, me pareció bien, al llegar a la misión de Gobó, que en la capilla de barro de Dom Pya, el sagrario que tenían para guardar el Santísimo Sacramento fuera una especie de granero en pequeño. Nunca he visto un sagrario tan especial, no era de materiales nobles, de oro o de plata, ni de metal, ni siquiera de madera, simplemente era de barro, como los graneros y chozas museys, pero allí se reservaba el más apreciado alimento, a Jesús Eucaristía.



lunes, 11 de mayo de 2009

León al acecho

Al final de la estación seca, en los meses de abril y mayo, cuando han pasado ocho meses sin llover nada, y las altas yerbas de la sabana africana tienen un color dorado y están arrasadas por el sol, los animales salvajes van en busca de alimento y de las pocas charcas que quedan aún con agua. A las primeras horas de la mañana, o a la caída del sol de la tarde, las gacelas, impalas, antílopes, jirafas, cebras y otros animales se acercan a las charcas de agua para beber. También los elefantes, leopardos y leones. Estos aprovechan para intentar cazar alguna gacela cuando van a beber, y aquí vemos en la foto que conseguí una mañana en la zona de Waza, al llamado rey de la selva al acecho de su presa. Mi máquina fotográfica era muy simple, y no tenía teleobjetivo; en aquellos tiempos, 1976, no existían las cámaras digitales; el suelo barro seco con hoyos por las pisadas de los elefantes no era lo más propicio para acercarme más con el coche, y el león mirándome fijamente parecía decirme no te acerques más, que sino me daré un buen banquete.

lunes, 4 de mayo de 2009

Elefantes en el camino

Cuando hablamos de África a los niños y jóvenes en las escuelas y colegios enseguida viene la pregunta, ¿has visto muchos animales salvajes?, ¿te has encontrado alguna vez con alguna fiera?, ¿no tenías miedo? Viviendo en la sabana africana durante seis años en el Norte del Camerún, me encontré un poco de todo, pero siempre lo más peligroso fueron las serpientes y cobras, que ví muchas, pero gracias a Dios nunca fuí atacado por ninguna de ellas, aunque en más de una ocasión estuve en peligro. De los grandes animales de la sabana, aquí tenéis un ejemplo, de uno de nuestros viajes misioneros, en los que iba acompañado por dos misioneras canadienses de la misión de Gobó y un nativo camerunés. Nos encontramos en el camino con una manada de elefantes, y como venían por la derecha, les cedimos el paso. Buen viaje, y foto para el recuerdo.

domingo, 26 de abril de 2009

Animadores de sector


La misión de Gobó estaba dividida en dos sectores, Gobó y Dom Pya, y cada sector comprendía una docena de aldeas. Había un responsable de sector que visitaba las aldeas, animaba a las comunidades, supervisaba el trabajo de los catequistas de cada aldea, y presidía la celebración dominical del culto cuando no estaba presente el misionero. Estos eran Antoine Ngosuna animador del sector de Dom Pya y Gabriel, animador del sector de Gobó, que vemos en la fotografía en la celebración de la Pascua de 1976. Ellos fueron de los primeros catequistas de la misión, los que acompañaron más de cerca a los misioneros, y los que participaron en más cursos de formación para catequistas, tanto a nivel local como diocesano. Además de ser catequistas en su propia aldea, visitaban y animaban otras comunidades, formaban a nuevos catequistas, dirigían la oración, y hacían de traductor entre el misionero novato que yo era y que no conocía la lengua y la gente Musey que no hablaba francés. Eran padres de familia, tenían a su mujer y sus hijos, campesinos humildes, que realizaban esa labor pastoral gratuitamente y con gran dedicación por anunciar el Evangelio de Jesucristo y de servir a la Iglesia.

lunes, 13 de abril de 2009

Domingo de Pascua

En 1976 el domingo de Pascua de Resurrección cayó en el día 18 de Abril, un día radiante de sol cuando en el norte del Camerún la temperatura sube de los 45º a la sombra. A primera hora de la mañana se habían congregado los cristianos de las aldeas vecinas en el lugar sagrado, que no iglesia, ni templo que no teníamos, bajo el pequeño sombrajo de paja que servía para resguardarse un poco del sol. Allí concelebré con el P. Philippe Alin, entonces joven Vicario General de la diócesis, y hoy Secretario General de la Conferencia Episcopal del Chad, y al que vemos en la fotografía delante del altar, la Misa de Pascua de la Resurrección del Señor.
Era la primera Semana Santa que vivía en tierras africanas, y que culminaba con el día glorioso de la Resurrección del Señor. ¡Que día más bello! La Misa cantada con una música trepidante de tambores museys, con palmas y ritmo africano. Y eso que ese año no hubo bautismos, pues otros años posteriores en que se bautizaron los catecúmenos en la vigilia pascual, la fiesta fue todavía mayor. Cada año que celebro la fiesta de Pascua recuerdo las celebraciones pascuales en la misión de Gobó.

viernes, 3 de abril de 2009

Semana Santa en Camerún

Siguiendo con mis memorias de África, y como he dicho en anteriores blogs, a principios de marzo de 1976 me trasladé a la misión de Gobó, de la que había sido nombrado párroco. Era el tiempo de cuaresma, tiempo fuerte del año litúrgico en el que los catecúmenos hacían la preparación para recibir las aguas del bautismo. Se intensificaba las catequesis, las charlas y reuniones, los exámenes de los candidatos al bautismo, y todos los preparativos para la Semana Santa. Iba a vivir mi primera Semana Santa en tierras africanas. ¡Que diferente a las vividas en mi niñez en Montánchez, en tierras de Extremadura! O las que estamos acostumbrados a ver en cualquier región de España. Allí no había procesiones, ni pasos, ni imágenes de Nazarenos, ni de vírgenes dolorosas, ni música de cornetas y tambores, ni capuchas, ni velas, ni olores a incienso... Ese Viernes Santo, de la Pasión de Cristo y muerte en cruz, me encontré al ir a la iglesia con Marie, joven madre, ciega y minusválida, que tenía amputada una pierna, dando de mamar a su hijo. Ella, como los demás cristianos de las aldeas vecinas, venía andando descalza y con sus muletas para participar en los santos oficios. Y yo veía ante mis ojos la Pasión viva de Cristo que sigue sufriendo en cada persona que carga en esta vida con su propia cruz.

domingo, 22 de marzo de 2009

Jóvenes madres


Una de las cosas que más me llamaron la atención tanto en África, como luego en Brasil, es la edad tan temprana en que las jóvenes se convierten en madres. Muchas de ellas pasan directamente de la infancia, o pubertad, a la maternidad, de jugar con muñecos de trapo a cuidar de sus propios hijos. Entre los museys del Norte del Camerún, como en muchos países africanos, existe la dote. Un hombre, sea joven o adulto, soltero o casado, si quiere casarse con una chica tiene que ofrecer una dote a los padres de la chica, que normalmente consiste en una decena de vacas, y otros regalos. Si los padres de la chica aceptan, y después de varios encuentros y de recibir una parte importante de la dote, los padres entregaran su hija al pretendiente, pactando así el casamiento. Si la chica queda embarazada y tiene su primer hijo, el marido tendrá que seguir pagando la dote hasta completar todo lo pactado. Sin embargo si no tiene hijos, el marido dejará de pagar el resto de la dote, o incluso pedirá a los padres de la chica la devolución de lo ya entregado, al mismo tiempo que devuelve la hija a sus padres, rompiendo así el matrimonio.

lunes, 9 de marzo de 2009

Piercings museys

Hace unos años que se ha puesto de moda en nuestro mundo occidental los "piercings", o pirsins la práctica de perforarse la nariz, los labios, las orejas, la lengua, el ombligo o cualquier otra parte del cuerpo para colgarse un zarcillo, un pendiente, un adorno o cualquier otra cosa. No sé si nuestros jóvenes han pensado en las consecuencias que puede eso tener cuando pasen los años; yo cuando los veo me acuerdo de las mujeres museys. Cuando son niñas se hacen unas pequeñas perforaciones en las orejas, la nariz y los labios y se colocan unos adornos finos y pequeños, pero según van creciendo en edad van aumentando el grosor del adorno, simplemente porque la perforación hecha se hace más grande y el adorno se les cae. Así va aumentando con los años tanto la perforación como el adorno. Y cuando son ancianas el adorno es de un tamaño considerable, han perdido los dientes, y hasta se les cae la baba por el agujero.

lunes, 2 de marzo de 2009

Aniversario de ordenación sacerdotal


El día 2 de marzo de 1975 fuí ordenado sacerdote por Monseñor Larrauri, obispo encargado de las Obras Misionales Pontificias en España, en Madrid. Seis meses después de mi ordenación ya estaba en el norte del Camerún como misionero. Primero en la ciudad de Yagoua, parroquia de St. Paul, donde comencé mi experiencia misionera entre los Massás, y desde primeros de marzo de 1976 en la misión de Gobó entre los Museys. Al celebrar la Eucaristía de acción de gracias de ese primer aniversario de mi ordenación sacerdotal, pasaba por mi mente las imágenes de tantas personas queridas, familiares, amigos, compañeros de la congregación, y de otras muchas personas que conocí en mi primer año de labor pastoral, tanto en la animación misionera en Cataluña, Aragón y Baleares, como en el trabajo misionero en el norte del Camerún.
¡Que pronto pasa un año, y cuántas experiencias nuevas se pueden vivir! Ahora estaba allí perdido en una pequeña aldea del África profunda, donde no había electricidad, ni agua corriente, ni teléfono, ni siquiera una panadería. Todavía no hablaba bien francés, cuando tuve que comenzar a aprender la lengua massá y después el musey. A los 25 años era el nuevo párroco de la misión de Gobó que se me había confiado, y a la que puse bajo la protección del Espíritu Santo. Desde entonces dicha parroquia es la del Espíritu Santo. Hoy 34 años después de mi ordenación sacerdotal sigo dando gracias a Dios por la vocación misionera que me dió, y pido al Espíritu Santo que me siga iluminando y dando fuerzas para ser su testigo y misionero de la Buena Nueva en cualquier lugar del mundo.

domingo, 15 de febrero de 2009

48º a la sombra

En los meses de marzo y abril, cuando el calor es más intenso en el norte de Camerún, después de varios meses sin llover y todo está seco, es la época para ir a segar las yerbas altas, que en la estación de lluvias crecieron en las hondonadas, para hacer los techos de paja de las chozas, o reparar las que con el paso del tiempo se han estropeado y dejan pasar el agua de la lluvia al interior de la casa. Algunos de los techos de la misión estaban en malas condiciones y había que arreglarlos antes de que llegara la estación de lluvias. Así que un día salí por la mañana temprano con dos hombres en la camioneta y nos dirigimos a la zona adecuada donde había esas yerbas. Allí estuvimos bastante tiempo segando las yerbas, haciendo los haces y cargándolos en las camioneta. El sol calentaba más y más, no había ninguna sombra para cobijarnos y lo peor era que yo no me había llevado agua para beber. Todavía era un novato en la zona. Pero pronto aprendí la lección. No había casas, ni aldeas en los alrededores para pedir un poco de agua. Al final encontré una charca donde iba a beber el ganado. Tal era la sed que tenía que no hice asco del agua fangosa que bebí. Como recuerdo hice la fotografía. Parecerá bonita con nenúfares y todo. A mí me recuerda lo del refrán español. "No digas nunca: de ese agua no beberé".


domingo, 8 de febrero de 2009

El "saré"

La palabra "saré" no existe en español, ni tampoco en francés, aunque se utiliza normalmente en el norte del Camerún, creo que tomada del fufuldé, la lengua de los Peuls o Foulbés, que dominan el norte del Camerún, y que están extendidos por varios países centroafricanos.
El saré es el conjunto de casas, chozas, graneros, cocinas, lugar para el aseo, sitio de reposo a la sombra y al aire libre, y corral para el ganado, donde viven una o varias familias, delimitado todo por una valla de troncos, ramajes y especie de esteras trenzadas de paja seca, con una o más entrada desde el exterior al conjunto del saré.
En el centro del saré está el ganado, rodeado de las chozas donde viven los diferentes miembros de la familia. El jefe de familia tiene su casa, y cerca de ella están las chozas de su mujer, (o sus mujeres, si es polígamo), además de sus respectivas cocinas y graneros. Los niños pequeños duermen en la choza de su madre, acompañados de los patos, gallinas, cabras y ovejas. Los jóvenes tienen su propia choza, a veces duermen con los terneros e incluso vacas para evitar que sean robadas durante la noche. Cuando un joven se casa trae a su mujer al saré de su familia; mientras que no tienen hijos viven en la misma choza, una vez que la mujer ha dado a luz, le construye su casa para ella. Entre los Massás el saré familiar va creciendo según se van casando los hijos. Pero los Museys normalmente se independizan de los padres, y una vez que forman su familia, construyen su propio saré.

domingo, 1 de febrero de 2009

El ganado


Los Museys son agricultores y ganaderos. La mayoría de ellos viven de la tierra que cultivan con la pequeña azada, campos de mijo y sorgo, que es el alimento base para ellos, cacahuetes, y otros cultivos. También dedican muchos de sus campos al cultivo del algodón, obligados por la administración o por la seducción del dinero. Pero la riqueza para los Museys, como para los Massás son los rebaños de vacas. Tienen también ovejas, cabras y caballos. Son célebres los caballos Museys, una raza especial de caballos que ellos utilizan para la caza mayor y en otros tiempos para la guerra. Para los Museys las vacas es sinónimo de riqueza. Tanto más reses tiene un Musey, más alto es su nivel de vida, y más admirado y apreciado por sus paisanos. Un Musey cuando se quiere casar tiene que entregar una dote a los padres de la novia, y esa dote consiste normalmente en diez vacas. Sólo el que tiene vacas puede tomar mujer. Como existe la poligamia, un hombre rico que tenga muchas vacas puede tomar varias mujeres. El ganado como vemos es señal de riqueza, de prestigio, de tener mujeres y muchos hijos.

lunes, 26 de enero de 2009

El "gourouna"



Tanto los Museys, como los Massás o los Guiseys, practican el "gourouna". Es una institución propia de hombres. Consiste en que un grupo de jóvenes se dedican al cuidado de sus vacas, retirándose a un lugar donde haya pastos y agua abundante para el ganado, cerca del río o donde haya lagunas o charcas, para que el ganado pueda apacentar. Cada joven tiene que llevar varias cabezas de ganado, suyas o de algún familiar que se las haya confiado. Allí en medio del campo montan un campamento, un corral para recoger el ganado durante la noche, y pequeñas cabañas donde ellos descansan y vigilan para que no les roben el ganado y para que ningún animal salvaje les pueda atacar. En ese campamento pasan meses dedicados al pastoreo de las vacas, a comer mucho, hasta 5 y 6 veces al día, y beber la leche de las vacas hasta hartarse,con el fin de engordar y tener unos cuerpos lustrosos y robustos; y se preparan para la lucha massá, y para las competiciones de danzas tradicionales en las que rivalizarán contra otros grupos de gourounas, que en los meses de marzo y abril celebran en diferentes lugares de la región. Las fotos que vemos fueron tomadas en Ardaf en marzo de 1976.

martes, 20 de enero de 2009

Visita al Chad

Pocos días después de mi llegada a Gobó decidí ir a conocer algunas misiones del Chad de lengua Musey. Pues la gran mayor parte de los Museys viven en el Chad. En el Camerún son una minoría y Gobó es la única misión donde habitan los Museys. Los Museys del Chad ocupan la provincia del Mayo Kebi, y allí había varias misiones llevadas por los padres Oblatos de María Inmaculada, y por las misioneras de la Sagrada Familia de Bordeaux. El P. Fernando Corazón, que estaba en Djougounta conocía a unas misioneras españolas de la Sagrada Familia que trabajaban allí, y decidimos hacer el viaje; también nos acompañó Teresa Acarregui, misionera seglar que llevaba el dispensario de la misión de Djougounta. Nuestras misiones estaban en el llamado "bec du canard", pico de pato, en el norte del Camerún, que se adentra en el Chad. Muy cerca de la frontera, pero sin ningún tipo de carreteras. Así que siguiendo unos pequeños senderos que la gente recorría a pie, o como mucho en bicicleta, nos fuímos adentrando en el país vecino. Después de varios kilómetros de viaje nos encontramos con una ruta de tierra, que nos llevaría a Tagal, una de las misiones donde estaban dos hermanas españolas de la Sagrada Familia. Allí nos acogieron con gran alegría y contaron su vida de trabajo misionero entre los Museys. Nos enseñaron las pocas dependencias de la misión, y la iglesia al aire libre, que vemos en la fotografía, aprovechando la sombra de un gran árbol. También visitamos la misión de Gounu-Gan y de Gounou-Gaya, que era la más importante de la región Musey, y donde los misioneros que conocían la lengua local habían hecho unos catecismos y traducido los Evangelios. Tres años después de esta visita, en 1979, la gran misión de Gounou-Gaya, fue arrasada por la guerra. Las misioneras tuvieron que irse por causa de los bombardeos, y la gente se llevó todo lo que pudo del hospital, las escuelas y las casas de las misioneras. Treinta años después de esos acontecimientos el Chad sigue siendo inestable, no hay paz. La causa como siempre es la ambición del poder y de controlar los yacimientos petrolíferos y recursos mineros.

lunes, 12 de enero de 2009

Los depósitos de agua

Cuando llegué en 1976 a la misión de Gobó en el norte de Camerún, en una región seca del Sahel, zona subsahariana, donde son escasas las lluvias, y donde no cae una gota de agua durante ocho meses, desde octubre hasta mayo, me encontré con este sistema de depósitos y de instalación de tuberías para tener agua en el dispensario, casa parroquial, casas de las hermanas y demás dependencias de la misión. Como podemos ver en la fotografía, en las misiones hay falta de medios económicos y de recursos adecuados, pero no hay falta de ingenio. El P. Jean Savoie había hecho un pozo en el centro del terreno de la misión, a media distancia entre el dispensario y las casitas de las monjas, y muy cerca de un hermoso árbol. Todas las mañanas y todas las tardes el joven Diputé sacaba el agua del pozo, que tenía una profundidad de 18 metros, cubo a cubo, luego llevaba el agua a una carretilla donde los vaciaba, después con una bomba manual hacía subir ese agua a los dos bidones de 200 litros cada uno que estaban colocados en lo alto del árbol, y ya desde allí el agua bajaba por las tuberías hasta el dispensario y demás dependencias de la misión. Que pobre y rudimentario nos parece ese sistema viéndolo desde aquí, donde todo el mundo tiene el agua corriente en sus casas; con solo abrir el grifo tenemos agua abundante, bien tratada, caliente y fría, agua en el cuarto de baño, agua para la lavadora, el lavavajillas, el fregadero, el garaje, el jardín y algunos hasta la piscina particular. Allí en Gobó nosotros éramos unos privilegiados pues nadie tenía agua en sus casitas, o mejor en sus chozas. Las mujeres tenían que ir todos los días a sacar el agua del pozo más cercano para tener unos cántaros de agua para beber, hacer la comida y para el aseo personal. Cuando iban al dispensario y veían los depósitos de agua sobre el árbol se morían de envidia.