lunes, 26 de enero de 2009

El "gourouna"



Tanto los Museys, como los Massás o los Guiseys, practican el "gourouna". Es una institución propia de hombres. Consiste en que un grupo de jóvenes se dedican al cuidado de sus vacas, retirándose a un lugar donde haya pastos y agua abundante para el ganado, cerca del río o donde haya lagunas o charcas, para que el ganado pueda apacentar. Cada joven tiene que llevar varias cabezas de ganado, suyas o de algún familiar que se las haya confiado. Allí en medio del campo montan un campamento, un corral para recoger el ganado durante la noche, y pequeñas cabañas donde ellos descansan y vigilan para que no les roben el ganado y para que ningún animal salvaje les pueda atacar. En ese campamento pasan meses dedicados al pastoreo de las vacas, a comer mucho, hasta 5 y 6 veces al día, y beber la leche de las vacas hasta hartarse,con el fin de engordar y tener unos cuerpos lustrosos y robustos; y se preparan para la lucha massá, y para las competiciones de danzas tradicionales en las que rivalizarán contra otros grupos de gourounas, que en los meses de marzo y abril celebran en diferentes lugares de la región. Las fotos que vemos fueron tomadas en Ardaf en marzo de 1976.

martes, 20 de enero de 2009

Visita al Chad

Pocos días después de mi llegada a Gobó decidí ir a conocer algunas misiones del Chad de lengua Musey. Pues la gran mayor parte de los Museys viven en el Chad. En el Camerún son una minoría y Gobó es la única misión donde habitan los Museys. Los Museys del Chad ocupan la provincia del Mayo Kebi, y allí había varias misiones llevadas por los padres Oblatos de María Inmaculada, y por las misioneras de la Sagrada Familia de Bordeaux. El P. Fernando Corazón, que estaba en Djougounta conocía a unas misioneras españolas de la Sagrada Familia que trabajaban allí, y decidimos hacer el viaje; también nos acompañó Teresa Acarregui, misionera seglar que llevaba el dispensario de la misión de Djougounta. Nuestras misiones estaban en el llamado "bec du canard", pico de pato, en el norte del Camerún, que se adentra en el Chad. Muy cerca de la frontera, pero sin ningún tipo de carreteras. Así que siguiendo unos pequeños senderos que la gente recorría a pie, o como mucho en bicicleta, nos fuímos adentrando en el país vecino. Después de varios kilómetros de viaje nos encontramos con una ruta de tierra, que nos llevaría a Tagal, una de las misiones donde estaban dos hermanas españolas de la Sagrada Familia. Allí nos acogieron con gran alegría y contaron su vida de trabajo misionero entre los Museys. Nos enseñaron las pocas dependencias de la misión, y la iglesia al aire libre, que vemos en la fotografía, aprovechando la sombra de un gran árbol. También visitamos la misión de Gounu-Gan y de Gounou-Gaya, que era la más importante de la región Musey, y donde los misioneros que conocían la lengua local habían hecho unos catecismos y traducido los Evangelios. Tres años después de esta visita, en 1979, la gran misión de Gounou-Gaya, fue arrasada por la guerra. Las misioneras tuvieron que irse por causa de los bombardeos, y la gente se llevó todo lo que pudo del hospital, las escuelas y las casas de las misioneras. Treinta años después de esos acontecimientos el Chad sigue siendo inestable, no hay paz. La causa como siempre es la ambición del poder y de controlar los yacimientos petrolíferos y recursos mineros.

lunes, 12 de enero de 2009

Los depósitos de agua

Cuando llegué en 1976 a la misión de Gobó en el norte de Camerún, en una región seca del Sahel, zona subsahariana, donde son escasas las lluvias, y donde no cae una gota de agua durante ocho meses, desde octubre hasta mayo, me encontré con este sistema de depósitos y de instalación de tuberías para tener agua en el dispensario, casa parroquial, casas de las hermanas y demás dependencias de la misión. Como podemos ver en la fotografía, en las misiones hay falta de medios económicos y de recursos adecuados, pero no hay falta de ingenio. El P. Jean Savoie había hecho un pozo en el centro del terreno de la misión, a media distancia entre el dispensario y las casitas de las monjas, y muy cerca de un hermoso árbol. Todas las mañanas y todas las tardes el joven Diputé sacaba el agua del pozo, que tenía una profundidad de 18 metros, cubo a cubo, luego llevaba el agua a una carretilla donde los vaciaba, después con una bomba manual hacía subir ese agua a los dos bidones de 200 litros cada uno que estaban colocados en lo alto del árbol, y ya desde allí el agua bajaba por las tuberías hasta el dispensario y demás dependencias de la misión. Que pobre y rudimentario nos parece ese sistema viéndolo desde aquí, donde todo el mundo tiene el agua corriente en sus casas; con solo abrir el grifo tenemos agua abundante, bien tratada, caliente y fría, agua en el cuarto de baño, agua para la lavadora, el lavavajillas, el fregadero, el garaje, el jardín y algunos hasta la piscina particular. Allí en Gobó nosotros éramos unos privilegiados pues nadie tenía agua en sus casitas, o mejor en sus chozas. Las mujeres tenían que ir todos los días a sacar el agua del pozo más cercano para tener unos cántaros de agua para beber, hacer la comida y para el aseo personal. Cuando iban al dispensario y veían los depósitos de agua sobre el árbol se morían de envidia.