lunes, 26 de octubre de 2009

Cementerio de Mvolyé

En el mes de agosto de 1976, viajé desde el norte del Camerún, hasta la capital Yaundé, para hacer los ejercicios espirituales en el Centro Papa Juan XXIII, en el que participaban laicos, catequistas, religiosas y sacerdotes de todas partes del Camerún, la mayoría cameruneses, pero otros éramos misioneros extranjeros. Era la primera vez que viajaba al sur y que visitaba la capital de las siete colinas. Entre ellas la de Mvolyé, donde los padres Palotinos alemanes fundaron la "misión madre" del centro del Camerún en 1901. Allí construyeron la iglesia de San Lorenzo en 1906, que podemos ver al fondo derecha de la fotografía.
En el cementerio de la misión, entre otras muchas tumbas de los misioneros, vemos en primer plano la de monseñor François Xavier Vogt, (1870-1943), misionero espiritano originario de Alsacia, que en 1906, a los 35 años fue nombrado Vicario Apostólico de Bagamoyo (Tanzania). La misión más próxima de Bagamoyo era Kilema que estaba a 400 kilómetros y que él recorría a pie. Al final del primer año resumía su misión así: "seis meses de fiebres y seis meses de viajes".
En 1922 fue nombrado Vicario Apostólico de Camerún, y puso su sede en Mvolyé cerca de Yaundé. En esa fecha sólo existían cinco misiones en Camerún: Duala, Ngovayang, Edéa, Minlaba y Mvolyé; y sólo disponía de una docena de misioneros para atender a los 30.000 cristianos bautizados, y varios miles de catecúmenos. En 1930 ya había 136.000 cristianos, 208.000 en 1938, y 400.000 en 1943 el año de su muerte. Este período es conocido como un "nuevo Pentecostés" el mayor acontecimiento misionero de la Congregación del Espíritu Santo. Cuando en 1943 muere Mons. Vogt, existían ya 38 misiones.
En 1925 comenzó la construcción de la catedral del Espíritu Santo que consagró en 1927, y es la iglesia que vemos a la izquierda de la fotografía, pero que ya no era la catedral, pues en los años cincuenta se construyó la nueva catedral en el centro de Yaundé, dedicada a Nuestra Señora de la Victoria. A finales de los años ochenta la antigua catedral del Espíritu Santo estaba en ruinas, y unos años después fue demolida. En su lugar se ha levantado la nueva basílica dedicada a Nuestra Señora Reina de los Apóstoles, un bello edificio con una capacidad para 3500 personas. La iglesia catedral de monseñor Vogt ya no existe, pero la Iglesia, pueblo de Dios, que él plantó e hizo crecer, sigue desarrollándose y creciendo en Camerún.
El 18 de marzo de 2009, el Papa Benedicto XVI, en su visita al Camerún y en la Basílica de Santa María, Reina de los Apóstoles, comenzó su discurso con estas palabras:
“Tenemos la alegría de reunirnos para dar gracias a Dios en esta basílica dedicada a María Reina de los Apóstoles, de Mvolyé, construida en el lugar donde fue edificada la primera iglesia levantada por los misioneros espiritanos venidos para traer la Buena Nueva a Camerún. Así como el ardor apostólico de aquellos hombres abrazaba en su corazón a todo el País, este lugar abarca simbólicamente cada rincón de vuestra tierra…”

Y luego el 1 de abril en la audiencia general celebrada en la plaza de San Pedro en Roma, con más de 20.000 peregrinos de todo el mundo, dijo:
Recuerdo después la solemne celebración de Vísperas que tuvo lugar en Yaundé, en la iglesia de María Reina de los Apóstoles, Patrona de Camerún, un templo grande y moderno, que surge en el lugar donde trabajaron los primeros evangelizadores de Camerún, los Misioneros Espiritanos.”

jueves, 8 de octubre de 2009

Escarificaciones



Ahora que se pone de moda en el mundo occidental los tatuajes, los "piercings", y las escarificaciones, vienen a mis recuerdos, un montón de rostros de personas conocidas, tanto Museys, como Massás del Camerún, y gentes de otras tribus: Mundangs, Tupurís, Fulbés, etc... pues en África es muy corriente que cualquier persona tenga sobre su cuerpo las marcas de las escarificaciones.
Aquí se realiza con bisturí, con garantías higiénicas y con instrumental desinfectado. Allí tradicionalmente se hacía con un simple cuchillo bien afilado, o más recientemente con una cuchilla de afeitar. Se hacía la marca, se cortaba la piel, se hacía sangrar la incisión y se dejaba al aire libre, cuando comenzaba a cicatrizar y salía la postilla o escaras se volvía a quitar para que quedara la marca de la escarificación.
He visto a niños muy pequeños con la cara marcada por las cicatrices abiertas, y sangrantes. Y jóvenes y personas de todas las edades, tanto hombres como mujeres, con hermosos tatuajes sobre el cuerpo, o mejor escarificaciones, tanto en la cara, como en los brazos, piernas, espalda, hombros, pecho y vientre. Como esta mujer que con orgullo muestra esos diseños geométricos, punteados y rallados especiales.
La otra cara de las escarificaciones, era que por falta de condiciones higiénicas adecuadas, se producía infecciones, graves heridas y alguna vez la muerte. Hubo casos que conocí de alguna persona que fue mordida por una serpiente venenosa, y por causa de las heridas abiertas por las escarificaciones, no pudieron parar la hemorragia, y llegó a morir desangrada.