martes, 18 de diciembre de 2012

Baño diario

Todos sabemos de la necesidad del aseo personal para la higiene y la salud, pero no todas las gentes tienen un cuarto de baño, una ducha o ni siquiera agua en el hogar, como sucedía en la aldea de Dom Tchandoung en Camerún. Yo allí solo disponía de una buena calabaza con la que todos los días me bañaba tras un seto de paja, después de  sacar el agua del único pozo de la aldea con una cuerda y un cubo. Y como yo toda la gente de la aldea, unos por la mañana al levantarse y otros por la tarde al acabar los trabajos del campo. Los niños no tenían horario, a cualquier hora del día se daban el baño y sobretodo cuando el calor del mediodía arreciaba y se apreciaba más echarse una calabaza de agua encima de la cabeza. 

lunes, 26 de noviembre de 2012

Techos que andan

Al comienzo de la estación de lluvias y final de la estación seca podemos encontrarnos en las aldeas del norte del Camerún con techos de paja que andan o se desplazan de lugar, y nos puede llamar la atención por lo insólito de la situación. No se debe a una mudanza o cambio de domicilio, ni un traslado de la vivienda a otro lugar, sino a algo mucho más simple. Las chozas construidas con materiales débiles y perecederos, barro, tronco de árboles y paja, se deterioran fácilmente con las fuertes lluvias tropicales y el sol tórrido de la estación seca, y al cabo de dos o tres años hay que reemplazar el techo. Durante la estación seca se rehacen los muros de barro o arcilla, se corta la yerba alta de la sabana y los troncos de árboles que sustentarán el techo, y a la sombra de un buen árbol se construye el nuevo techo, que una vez acabado hay que llevarlo a la casa nueva o reformada. Para ello es necesario la colaboración de varias personas, unos vecinos ayudan a otros, y antes que comiencen las lluvias vemos que los techos caminan por las aldeas de un lugar para otro. Con la introducción de los tejados de uralita o de zinc, esta imagen irá desapareciendo poco a poco de las aldeas africanas. 

viernes, 9 de noviembre de 2012

Muerte de un polígamo

Al llegar la estación de lluvias, tiempo de los trabajos agrícolas, decidí dejar la misión de Gobó e irme a vivir a una pequeña aldea del interior, a la casa de François Diguina, catequista de Dom Tchamdum para aprender con ellos la lengua Musey. A los pocos días de estar allí, el 7 de julio de 1977, murió un vecino, un hombre pagano que tenía varias mujeres. Como vemos en la fotografía hay varias chozas y graneros en el "saré", (el conjunto de casas de la familia), pues cada mujer tiene su casa y su granero dentro del "saré". Tras la muerte se reúnen los familiares y vecinos del difunto para preparar los funerales. Envían a jóvenes mensajeros a otras aldeas para que por toda la región se conozca la noticia.

 
Una vez conocida la noticia de la muerte comienzan a llegar los familiares, parientes, amigos, conocidos y todos los que quieren ir al duelo para dar las condolencias a la familia, para llorar con los que lloran, para  comer y beber y pasar el día y la noche danzando. Las mujeres, los hijos y familiares del difunto tienen que proveer de comida y bebida para todos lo que llegan. Así que ahí llevan un ternero para ser sacrificado y darles de comer a todos los presentes.

La llegada de los que van al duelo es impresionante, con gritos desgarradores, ayes, lamentaciones, llantos, carreras y saltos. Los hombres armados en plan de ataque a la muerte, las mujeres haciendo cabriolas y arrojándose al suelo con peligro de herirse o de fracturarse una pierna o un brazo.

El cadáver del difunto es depositado envuelto en un lienzo blanco en una especie de cama de tronco de árboles, a la sombra de un gran árbol junto a la casa donde ha vivido. Los hombres armados con bastones, lanzas, cuchillos y otras armas blancas le hacen la guerra a la muerte, gritando y danzando junto al cadáver.

Algunos llegan montados a caballo con sus armas de guerra, o de caza, pues son las que utilizan para la caza del antílope y de las gacelas de la sabana camerunesa. Por cierto el caballo musey es una raza especial de caballo, a medio camino entre el poney y el caballo árabe.

Los familiares más allegados para manifestar el dolor y como signo de duelo cubren sus cuerpos de barro y cenizas, y comienzan a excavar en la tierra la tumba para el difunto. Mientras tanto se les reparte bebidas a los asistentes al duelo.

Llegan los tambores: timma, el tambor de la muerte, que es el más grande, de sonido grave y que se percute sólo con ocasión de la muerte, y que su sonido se puede oír a gran distancia, y tininga, otro tambor más estrecho y alto que se coloca de pie y acompaña para la danza. Al mismo tiempo han cortado grandes troncos de árbol y los clavan en la tierra para marcar el lugar de la tumba y dar a entender que allí está enterrado un hombre importante que se ha destacado en la lucha o en la caza.


Una de las viudas canta las hazañas del finado, y cuenta retazos de su vida, lo fuerte que era, su valor y otras cualidades que tenía, ciertas o inventadas y como se comportó con ella, los hijos que le dió, etc... y así cada una de las viudas y otras plañideras.
Al caer la tarde, una vez cavada la fosa, se deposita el cadáver en ella, envuelto en lienzos blancos y en la estera en la que dormía, junto con su pipa y algunos utensilios que él estimaba. Se echa la tierra encima hasta cubrir completamente la fosa y se dejan encima de la tumba objetos del difunto, como ropas, silla, azadas, etc...
Luego la fiesta continuará toda la noche con comida, bebidas, bailes... al ritmo de los tam-tams que no pararán de tocar, y aprovechando que es un momento de encuentro de gentes de muchas aldeas diferentes, luchar contra la muerte, creando nuevas vidas.
Días después vemos que por el "saré" ha pasado la muerte, pues se destruyen todas las chozas del muerto y de sus viudas, sus cocinas y graneros, y el lugar ha sido abandonado para que la muerte no venga de nuevo a buscar a otra persona de la familia. Las mujeres y sus hijos pequeños, junto con todos los demás bienes: ganado, vacas, cabras, utensilios de labranza, etc... han pasado por la ley del levirato en herencia a sus hermanos.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Un baño en el Logone


El río Logone es uno de esos grandes ríos africanos que no se sabe en donde nacen, y que se une al río Chari cerca de Yamena la capital del Chad, para desembocar luego en el lago Chad. Tiene una longitud de unos mil kilómetros, y hace de frontera entre el Chad y el Camerún.
Los Massás que viven a su  orilla se dedican a la pesca, además de ser agricultores y ganaderos. Entre las diversas especies de peces que allí capturan se encuentra el famoso "capitán", de carne blanca y que algunos ejemplares pueden llegar hasta los cien kilos de peso, y que es vendido en la capital e incluso se exporta a Francia y se come en los mejores hoteles de París conocido como "le prince du Chari".
Al final de la estación seca cuando la temperatura llega hasta los 48º es un placer darse un baño en el río, aunque no haya playa de arena, sino barro y se corra un cierto peligro, tanto por el descenso de las aguas, como sobre todo por los hipopótamos que allí habitan.
La misión de Gobó está a unos 25 kilómetros del río Logone, a media hora en coche, por lo que algún domingo por la tarde después de pasar el bochorno del día, me fui a dar un merecido baño en sus aguas.

martes, 9 de octubre de 2012

Pescando con nasas

Los Guiseys, como los Masás del Norte del Camerún, son esencialmente agricultores y ganaderos, viven de los campos de mijo y sorgo, y del ganado: vacas, ovejas y cabras, pero también se dedican a la pesca en el lago de Fianga, con lo que pueden completar su alimentación. A pesar de los hipopótamos que allí abundan, los pescadores con sus canoas saben por donde ir y lanzar las redes y no molestar ni acercarse a los hipopótamos que son muy peligrosos. Una vez, estando yo allí, acudió al dispensario un hombre que había sido atacado por un hipopótamo con una dentellada en la pierna y que se salvó milagrosamente. También las mujeres y niños acuden a la orilla del lago a pescar, algunos con caña y anzuelo y lo más normal con las nasas, como vemos en esta fotografía. Las nasas son una especie de cestos hechos con los juncos de la orilla del lago, de forma cónica, con una boca ancha y que se va estrechando hacia la parte alta del cono, y que se arrastra dentro del agua para capturar a los peces en su interior. Vemos que también llevan una calabaza atada a la cintura que les ayudará como flotador para nadar.

lunes, 10 de septiembre de 2012

El dispensario de Djougoumta


La misión de Djougoumta estaba a medio camino entre Yagoua y Gobó, en el "pico de pato" del norte de Camerún, junto al lago de Fianga. Fue la misión madre de Gobó y en ella estaba el P. Fernando, espiritano español, y una enfermera seglar asociada espiritana, Teresa Acarregui. Tanto la iglesia como la casa parroquial construida en ladrillos y techo de zinc, estaban casi en ruinas, por los malos materiales de la construcción y la inexperiencia de sus constructores. A la llegada de Teresa se levantó un pequeño local con bloques de cemento para que sirviese como dispensario, y con los mismos tablones de la construcción se hicieron las estanterías para los medicamentos. Todos los días Teresa con muy buena voluntad atendía a los enfermos que allí acudían de toda la región de los Guiseys, pues el hospital de Yagoua ya les quedaba muy lejos, como así mismo el dispensario de la misión de Gobó que tenía mejores condiciones para tratar a los enfermos. Antes de la llegada de Teresa eran las hermanas espiritanas las que atendían a los enfermos, aunque ellas se dedicaban más a las escuelas de la misión y a colaborar en la pastoral rural.

jueves, 16 de agosto de 2012

48º, a la sombra

Varias veces he escrito en este blog que las reuniones de catequistas, o las clases de alfabetización, o las celebraciones de la Eucaristía, incluso la ordenación episcopal, se realizaban a la sombra de los árboles, o de un solo árbol, que como podemos ver por la fotografía de ese árbol con su inmensa copa da una buena sombra y puede acoger a mucha gente bajo sus ramas. Cuando la estación seca llega a las máximas temperaturas de hasta 48º a la sombra es el único lugar donde la gente puede estar un poco más cómoda pues fuera de la sombra el calor es asfixiante. Bajo la sombra del árbol la gente descansa, charla y realiza sus trabajos caseros, manuales y artesanales.


domingo, 29 de julio de 2012

Obispo de Pala (Chad)


El domingo pasado se clausuraba en Bagamoyo (Tanzania) el XXº Capítulo General de la Congregación del Espíritu Santo, que por primera vez en la historia se realizaba en un país africano; ese mismo día era consagrado arzobispo de Bangui en la República Centroafricana, monseñor Dieudonné Nzapalainga, espiritano centroafricano. Siguiendo con mis memorias africanas recuerdo la ordenación episcopal en Pala (Chad) el 1 de Mayo de 1977, de Jean-Claude Bouchard, joven sacerdote canadiense de los Oblatos de María Inmaculada que habían evangelizado esa zona del Chad y del norte de Camerún. El P. Bouchard, que sucedió a Mons. Dupont, solo tenía 36 años cuando fue nombrado obispo, y al día de hoy, treinta y cinco años después sigue pastoreando la diócesis de Pala, siendo Presidente de la Conferencia Episcopal del Chad. Yo estaba en aquel tiempo en la misión de Gobó en el norte de Camerún. De madrugada salimos con la camioneta de la misión llena de catequistas para dirigirnos hasta Pala en el Chad, para participar en la ceremonia religiosa que se celebró en una explanada bajo la sombra de los árboles, y que tuvo por obispo consagrante principal a Mons. Joachim N´Dayen, arzobispo de Bangui, y en la que concelebraron los cuatro obispos del Chad y otros del Camerún. Por aquel tiempo la diócesis tenía solo unos diez mil católicos, hoy día son más de 40.000. El primer sacerdote diocesano se ordenó en 1982. La diócesis de Pala actualmente tiene treinta y una parroquias y cerca de cincuenta sacerdotes. 

martes, 26 de junio de 2012

Medicamentos

Viendo la fotografía de la farmacia de la misión de Gobó en el norte de Camerún, en estos días que se habla tanto de los medicamentos y del co-pago debido a la crisis económica que venimos padeciendo desde hace unos años y que de momento no parece remitir, me hago algunas reflexiones. Parece ser que nos habíamos acostumbrado a que todo era gratis, porque papá estado lo pagaba por nosotros, y ahora nos damos cuenta que no todo se puede pagar y que tenemos que colaborar en los gastos, empezando por esas doscientas mil personas que estaban trabajando y llevándose los medicamentos como si fueran pensionistas. Todos sabemos que en cada familia hay una farmacia, medicamentos que no se consumen y que hay que tirar porque llega la fecha de caducidad. Es fácil acudir al médico y que te recete por cualquier cosa, acercarse a la farmacia, llevarse una caja de pastillas, tomar unas cuantas y dejar más de la mitad sin utilizar.
Allí en la misión de Gobó las hermanas compraban los medicamentos en los laboratorios de Duala o Yaundé o los recibían de bienhechores del extranjero; pero no se perdía ni una sola pastilla, pues eran dispensados a los pacientes por unidad según el tratamiento que cada uno tenía que seguir. De ahí esa curiosa y original foto de la farmacia de la misión. Ya escribí en diciembre de 2008 otro post sobre este tema que titulé "la farmacia" y que podéis ver en este mismo blog.

lunes, 11 de junio de 2012

Clases para adultos

Cuando tanto se habla de no hacer recortes en los presupuestos para la educación, viendo cómo están equipadas las aulas de nuestras escuelas y colegios, la cantidad de profesores y sus sueldos y los malos resultados de los estudiantes y el elevado número de fracaso escolar, consuela ver esta imagen de una clase de alfabetización para adultos en el norte de Camerún, donde el profesor era un joven estudiante voluntario para que las personas de su aldea aprendieran a leer y escribir en francés, los alumnos variados: chicas jóvenes, madres de familia y hombres adultos que no habían ido nunca a la escuela. El mobiliario está a la vista, tienen que escribir en el cuaderno sobre las propias rodillas y la escuela al aire libre bajo la sombra de un árbol, y eso por la tarde después de una mañana en el campo o en duros trabajos bajo el sol. No se quejaban de los recortes en educación pues ellos mismos se costeaban los cuadernos y bolígrafos y acudían con gran interés a las clases de francés para aprender y tener un porvenir mejor.

lunes, 28 de mayo de 2012

Casa nueva

En la estación seca es el tiempo apropiado para hacer las casas o reparar las que han sido deterioradas en la estación de lluvias. Es también cuando se corta la yerba seca apropiada para hacer los techos de paja. En la misión de Gobó cuando yo llegué en 1976 las casas de los misioneros y de la enfermera seglar que allí estaba eran simples chozas de barro y paja, y con los años y las lluvias algunas se habían deteriorado, entraba agua, y las termitas habían minado las paredes de barro. Así que decidí caer las chozas que utilizábamos como sala-comedor y como cocina y construir dos nuevas chozas más modernas, es decir hicimos los cimientos y suelo de cemento, las paredes redondas de ladrillos de adobe secados al sol, pero reforzados con una malla de alambres y revestidos de cemento, y para el techo utilizamos madera de carpintería y aros de hierro, en vez de simples troncos de árboles atados con cuerdas; el resultado fueron dos casitas sencillas pero habitables con puerta y ventanas, e incluso una ducha, imitando al estilo tradicional de la zona, pero más frescas que si fueran en ladrillos y con tejados de chapa y por cierto bastante resistentes, pues por el google earth puedo ver que 36 años después todavía existen.

jueves, 10 de mayo de 2012

Aldea en llamas

Una mañana del mes de marzo de 1977, en plena estación seca, estando yo en casa, escuché un gran griterío de la gente que esperaban a la entrada del dispensario de la misión, y de otras casas vecinas, me asomé para ver lo que pasaba y ví una gran humareda que salía del centro de la aldea de Gobó. Rápidamente salí de casa y cogí mi máquina de fotos que me habían regalado mis hermanos el día de mi ordenación sacerdotal. Pensé que la cosa era muy seria y grave pues se veían las llamas por encima de las casas y sobre todo porque el material de las chozas de palos y yerba seca era por sí mismo fácil pasto de las llamas, y además no poder contar con el agua para apagar el fuego.

 

Según me acerqué al lugar del suceso pude comprobar que el fuego se había producido en el mercado, un lugar amplio y despejado que facilitó el que no pasara a otras casas vecinas. 

 Por otra parte la afluencia de personas que rápidamente apartaron los "sekos" que servían como cobertizo para los tenderetes del mercado, y como vallas de separación de otras casas vecinas hizo que el fuego no pasara a otras casas. Al ser de día nadie estaba dentro de las casas, por lo que gracias a Dios nadie sufrió ningún daño, no hubo quemados ni heridos, pero si daños materiales.
A algún vecino se le quemó la casa con los pocos enseres que en ella tenía, a otros comerciantes el tenderete de ropas que no pudieron salvar del fuego y a la mayoría de personas que vimos la aldea en llamas se nos quedó un buen susto y unas imágenes para el recuerdo.
Por cierto con el google earth al lado derecho del blog se puede ver la misión de Gobó, y calle abajo hacia el sur se aprecia la plaza del mercado donde se produjo el fuego.

lunes, 30 de abril de 2012

Al salir el sol...

Nos dice el evangelio de san Marcos:
"Y muy temprano, el primer día de la semana, al salir el sol, fueron al sepulcro...
Entraron en el sepulcro y vieron un joven sentado a la derecha, vestido de blanco.
Y se asustaron. Él les dijo: No os asustéis. ¿Buscáis a Jesús el Nazareno, el crucificado? No está aquí. Ha resucitado."

El 10 de abril de 1977 era domingo de Pascua de la Resurrección del Señor, hacía ya un año que estaba al frente de la misión de Gobó, y terminábamos la Semana Santa con la gran Vigilia Pascual celebrada en la aldea de Dom Pya. Fue una larga y alegre celebración, primero la hoguera en medio de la obscuridad de la noche, luego los diferentes relatos del Antiguo Testamento, todos ellos proclamados de memoria, como era lo normal en un pueblo de tradición oral, luego la bendición del agua y los bautizos de un buen grupo de jóvenes y adultos y finalmente la Eucaristía en medio de la noche alumbrados por unas pequeñas lámparas de petróleo y por la claridad de la luna llena.
A media noche siguió la fiesta, con danzas a ritmo del tam tam. Ya bien entrada la noche entré en una choza para dormir un poco. Y antes de salir el sol ya estábamos de nuevo de pie para acercarnos a la capilla y celebrar la Eucaristía con los nuevos neófitos vestidos de blanco y que durante todos los domingos de Pascua, y no solo el domingo "in albis", llevarían puesto como símbolo de la nueva vida cristiana recibida con las aguas del bautismo.
Por cierto en primer plano de la fotografía vemos la campana de la iglesia, un trozo de metal colgado de un árbol.

jueves, 19 de abril de 2012

Primer obispo de Yagoua

Todo el norte de Camerún formó parte antiguamente del Vicariato Apostólico de Kartúm (Sudán). Fue en 1932 que pasó a formar parte de la Prefectura Apostólica de Foumban, en el noroeste de Camerún. Fueron los sacerdotes del Sagrado Corazón (dehonianos) los primeros misioneros católicos de la región.
En 1936 se crea la primera escuela en Yagoua con 50 alumnos, 29 de ellos recibirían en la Navidad de 1938 las aguas del bautismo, entre ellos Michel Djoptoussia, que mantendría la fe del primer grupo de cristianos, cuando por causa de la II Guerra Mundial los padres tuvieron que abandonar la misión, y que sería un formidable catequista y testigo de la fe en medio de los suyos, y posteriormente ordenado diácono permanente de la diócesis de Yagoua.
En 1946 llegaría a la región el primer grupo de misioneros Oblatos de María Inmaculada.
En 1968 se crea la Prefectura Apostólica de Yagoua y el Papa Pablo VI nombra al P. Louis Charpenet, de 41 años, Prefecto Apostólico. En enero de 1973 se crea la diócesis de Yagoua, y el 1 de julio de 1973 es ordenado en Garoua, Mons. Luis Charpenet, francés, como primer obispo de la diócesis.

En el mes de septiembre de 1975 llegué yo a la diócesis, siendo el primer sacerdote incardinado en ella, pues todavía no había hecho la profesión perpetua en la congregación del Espíritu Santo. En aquel tiempo la diócesis tenía una docena de misiones o parroquias y comprendía 22.062 km2 y disponía de una veintena de misioneros todos extranjeros, la mayoría Oblatos de María Inmaculada, pero también Misioneros Espiritanos, sacerdotes "Fidei donum" y misioneros italianos del PIME. Había un grupo de seminaristas en Golompuy y Ngaounderé, y tal vez algunos en Maroua y Yaoundé, pero no teníamos ningún sacerdote nativo. El primer sacerdote nativo, Jean Pagou, fue ordenado en 1980.
El 5 de diciembre de 1977 fallecía de un infarto el obispo Charpenet que solo contaba con 50 años, y que había puesto los cimientos y bases sólidas de la nueva diócesis de Yagoua.
Tras dos años de sede vacante fue nombrado por Juan Pablo II, Christian Tumi, camerunés, como segundo obispo de la diócesis que en menos de tres años pasaría a Garoua como arzobispo, y posteriormente a Douala, siendo Presidente de la Conferencia Episcopal y primer y único Cardenal camerunés. Actualmente con más de ochenta años está jubilado. Le ha sucedido como arzobispo de Douala Monseñor Samuel Kleda, un tupuri nacido en 1959 en Golompuy, de la diócesis de Yagoua, que se ordenó sacerdote en 1986 y formó parte de los primeros sacerdotes de la diócesis de Yagoua.
A monseñor Tumi le sucedió Antoine Ntalou como tercer obispo de Yagoua, y estuvo en la diócesis desde noviembre de 1982 hasta enero de 1992 en que fue nombrado arzobispo de Garoua.
El cuarto obispo de la sede de Yagoua fue Inmmanuel Bushu, desde diciembre de 1992 hasta noviembre de 2006 que pasó a pastorear la diócesis de Buéa.
Y desde el 31 de mayo de 2008 rige la diócesis de Yagoua su quinto obispo, Mons. Barthelemy Yaounda Hourgo, originario del norte del Camerún, pero de la diócesis de Maroua-Mokolo.
En 2010 la diócesis de Yagoua tenía 23 parroquias, 3 misiones y 5 zonas pastorales y estaba atendida por unos 50 sacerdotes, la mayoría nativos, sólo una docena de misioneros extranjeros, y cerca de un centenar de religiosas. Los católicos eran 86.850 de una población de 1.234.862 habitantes, la mayoría animistas y musulmanes, y pertenecientes a diferentes etnias y tribus, entre ellos: Massá, Musey, Toupouri, Mousgoum, Moundang, Guiziga, Kotoko, Kabalaye, Arabes choa, Foulbé, Sara, Ngambaye, etc...

jueves, 22 de marzo de 2012

Domingo de Ramos

El domingo de Ramos conmemoramos los cristianos la entrada triunfal del Señor Jesús en Jerusalén, y antes de la celebración de la Eucaristía se hace la bendición de los ramos y procesión hasta la iglesia donde se va a celebrar.   Es una celebración alegre y bulliciosa, sobre todo por los niños que llevan sus ramos de olivos o palmas, recordando a los niños hebreos que salieron al encuentro del Señor, aclamando "¡Hosanna al Hijo de David, bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo!".
A principios de abril de 1977, justamente se cumplía el primer año de mi llegada a la misión de Gobó, viví uno de los domingos de Ramos más jubiloso y alegre de los que he vivido. Ese día unas horas antes de la celebración de la Eucaristía comenzaron a llegar los cristianos y catecúmenos de las diferentes aldeas de la misión a Gobó, pero todos los grupos venían desde sus aldeas de origen, algunas a más de 10 o 15 kilómetros, cantando y bailando, y con ramos de diferentes árboles en las manos, acompañados con tambores y flautas.
Desde lejos se oían sus cantos religiosos, que invitaban a otros a que se unieran a ellos camino de la misión. Los que venían del sector de Dom, de las aldeas de Dom Chamdum, Dom Chantoko, Dom Pya y Dom Suluku, traían además un burrino, animal un poco raro en esa zona del Camerún, y sobre el pollino un niño en representación de Jesús.

                                  

 Cuando llegaron los cristianos de las diferentes aldeas, hicimos en la explanada de la misión y bajo un gran árbol la bendición de los ramos, se proclamó el evangelio de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, y nos dirigimos en procesión a la iglesia, o mejor al área sagrada, pues era un terreno al aire libre, en el que solo estaba cubierto con chapa la zona del altar.



Ese día estaba con nosotros el obispo de la diócesis, monseñor Luis Charpenet, era su segunda y última visita pastoral a la misión de Gobó, pues nueve meses más tarde murió de un infarto.
(Podéis, utilizando el buscador, ver anteriores entradas tituladas "semana santa en Camerún" y "visita pastoral")

viernes, 2 de marzo de 2012

Alfabetización de adultos

Como ya he escrito en otros capítulos anteriores de mis memorias de África, en la misión del Gobó en el Norte de Camerún no teníamos escuelas para niños, cosa rara pues en casi todas las misiones existía, es más, muchas de ellas comenzaron por las escuelas que fueron el fundamento para la misión, el anuncio del Evangelio y la implantación de la iglesia.
En Gobó se comenzó por el molino, y por un pequeño grupo de catecúmenos que se bautizaron en la misión de Djougoumta, que fue la misión madre para los Museys.
Y no había escuelas para niños porque la Administración civil no concedió los permisos porque decía que ya había escuelas públicas en Gobó.
Como el porcentaje de analfabetismo era elevadísimo, pues solo sabían leer y escribir los niños y parte de la juventud, pero casi ningún adulto, preparamos en la misión a un grupo de catequistas y jóvenes voluntarios para que fueran los maestros en las diferentes aldeas de la misión y enseñaran lo básico de francés, a leer y escribir a las personas adultas interesadas en aprender y prosperar.
Teníamos muy pocos medios pero había una gran voluntad por parte de todos. La misión compró la madera e hicimos los encerados. (Ver capítulo anterior "haciendo tableros"). También los cuadernos y lápices. Sor Lorraine preparó a los jóvenes voluntarios que serían los maestros en sus aldeas. Ellos dedicaron su tiempo y trabajo gratuitamente para ayudar a sus convecinos. Y los jóvenes y adultos que querían aprender a leer y escribir y a hablar francés cada tarde se reunían después de una jornada de trabajo para las aulas al aire libre, bajo la sombra de un árbol.
Muchos de ellos aprendieron a hablar francés, a leer y escribir, incluso algunos se prepararon para ser catequistas. También eso era pastoral social. Seguro que hoy día, 35 años después, sus hijos y nietos, habrán tenido una mejor educación y habrán podido llegar hasta la universidad, y tener una vida mejor.

viernes, 17 de febrero de 2012

Pastoral social

Como escribí en mi anterior entrada sobre el mercado del algodón se producía fraude en el momento del peso de los kilos de algodón por parte de los funcionarios de la compañía que tenía el monopolio en la compra del algodón a los agricultores Museys de Gobo. Ya era una gran injusticia con los campesinos el obligarles a cultivar algodón por parte de las autoridades camerunesas, cosa que a ellos no les beneficiaba, aunque sí era bueno para la compañía Sodecoton, y para la entrada de divisas en el país; pero como al perro flaco todo se le vuelven pulgas, era ya inaceptable que encima de ponerle la empresa el precio de compra del algodón y el precio de la venta de las semillas y de los insecticidas, además les engañaran en el momento del peso, por lo que la misión católica organizó unos cursillos de formación para los miembros de la J.A.C., catequistas y agentes de la pastoral social para enseñarles a controlar el peso de las básculas y romanas.
Así que cuando llegaron los camiones de la empresa con sus básculas para el peso del algodón se encontraron que esta vez no podían engañar a los pobres agricultores analfabetos con el fraude en el peso, pues allí estuvieron siempre presente algunos agentes de la pastoral social de la misión vigilando el peso de las básculas, haciendo cuentas y controlando el pago.
Los profetas en el Antiguo Testamento ya clamaban en nombre de Dios contra el fraude en el peso, entre otros textos tenemos a Amós: "escuchad esto los que pisoteáis al pobre... achicáis la medida y aumentáis el peso, falsificáis balanzas de fraude, compráis por dinero a los débiles y al pobre por un par de sandalias... (Am.8,5-6).

lunes, 6 de febrero de 2012

Mercado del algodón


En Musey no existen nombres  para designar los días de la semana; ahora bien cada día de la semana se conoce por el nombre del lugar donde se celebra el mercado tradicional. En Gobó una pequeña aldea del norte del Camerún, junto a la frontera con el Chad, que crecía a ojos vistas desde que se creó la misión católica y el dispensario, el día de mercado era el lunes. Allí se congregaban centenares de personas venidas de las aldeas cercanas a vender sus productos agrícolas y ganaderos, artesanías, herramientas, etc y llegaban los comerciantes con sus vehículos para vender los productos de la ciudad.
Pero además de ese mercado tradicional de todos los lunes, en el mes de enero había el mercado del algodón. La única compañía en régimen de monopolio, la Sodecoton, llegaba con sus camiones para pesar y comprar el algodón a los agricultores. Estos después de un año de duro trabajo de siembra, cultivo, arrancar las malas yerbas, y de recolectarlo en sus campos tenían que llevarlo a la aldea y meterlo en sus chozas, a veces teniendo que salir ellos de sus casas y dormir a la intemperie, para evitar el robo. Luego lo tenían que trasladar hasta el mercado el día que se presentaban los camiones de la Sodecoton. Además de ser la Sodecoton la que ponía el precio, como los agricultores no entendían de balanzas ni del peso, eran engañados por los funcionarios de la compañía. Al final recibían un dinero por su cosecha, que rápidamente se les iba de las manos, entre pagar deudas, comprarse ropa para ellos y su familia en el momento que se disparaban los precios, y lo peor de todo en bebida y prostitución. 

domingo, 22 de enero de 2012

Campos de algodón


En el norte del Camerún además de los cultivos tradicionales de mijo, sorgo, maíz, cacahuetes, arroz, etc... se cultiva también el algodón. Podemos pensar que al ser un producto para la exportación y para la venta a la industria textil será una buena cosa para los campesinos y para la renta familiar. Pero lo que yo ví y constaté en los años que estuve allí de misionero fué todo lo contrario.
En primer lugar porque era algo impuesto a los campesinos por las autoridades civiles. Cada familia tenía que dedicar parte de sus tierras de cultivo al algodón, cosa que iba en detrimento del cultivo del mijo, pues se quedaban con menos tierras y menos tiempo para poder atender ambos cultivos que se realizaban en la estación de lluvias.
Ellos dependían de la Sodecoton, empresa de capital extranjero y camerunés, en régimen de monopolio y en vista a la exportación; por consiguiente era la Sodecoton la que ponía los precios de las cosechas, la venta de los abonos e insecticidas, la que pesaba el producto, todo dependía de la Sodecoton.
Por otra parte se degradaba el suelo, cada año la producción era menor y había que roturar otros suelos más ricos para la producción del algodón.
Al disminuir la producción de cereales por el cultivo del algodón, se encarecía el precio de los mismos, lo que llevaba a muchas familias más pobres a no tener lo suficiente para alimentarse todo el año y pasar más hambre. El cultivo del algodón en vez de favorecer a los campesinos, los hacía más dependientes, más pobres, y a que pasaran más hambre.

lunes, 9 de enero de 2012

Manos comunitarias

Siguiendo con el tema de la comida y de la molienda del mijo en el norte del Camerún, subo ahora esta fotografía del mes de enero de 1977 en Gobó, en la que vemos a un grupo de mujeres afanadas en el trabajo de moler el mijo todas juntas.
Lo he titulado "manos comunitarias" en el doble sentido de que es una acción comunitaria de un grupo de mujeres de la misión que juntas prepararan la comida con motivo de la reunión de la Conferencia, de la que ya he escrito en un capítulo anterior, y otras veces con motivo de un encuentro de formación de catequistas provenientes de diferentes aldeas, o de una fiesta comunitaria. El otro sentido es que juntas machacan el mijo en los pilones o morteros de madera con las manos o majaderos que lanzan al aire a un ritmo acompasado con cantos populares y que al caer dentro del mortero aplastan los granos de mijo y los desmenuzan separando la cáscara del grano.