lunes, 21 de febrero de 2011

Construcción en la misión.


Una vez pasada la estación de lluvias, en los meses de diciembre a febrero, es el tiempo para reparar las chozas que se han deteriorado con los aguaceros y tormentas, cambiar el techo de paja que se ha podrido, o que ya no sirve para otra estación de lluvias, arreglar los muros de barro que se han deteriorado o incluso levantar desde los cimientos una choza nueva.

También en la misión de Gobó, después de pasar la primera estación de lluvias, tuvimos que hacer dos chozas nuevas, una que serviría de cocina y otra de sala de estar, pues tanto en la una como la otra entraba el agua como en un colador. Así que manos a la obra.

En primer lugar encargamos los ladrillos, hechos de adobe, barro y paja y secados al sol, y los trajimos en la vieja camioneta de la misión. Luego unos albañiles vecinos levantaron los muros.


Tuvimos que ir al bosque a cortar los troncos de los árboles que servirían para el techo. Después encargar la paja seca para trenzar el seko que se coloca encima de los palos para el techo, y luego otra paja especial que también va atada y que se coloca en el techo en espiral desde la parte de abajo sobre el muro hasta la parte superior haciendo el cucurucho.
"Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles..." (Sal.126).


martes, 8 de febrero de 2011

Murió de hambre


Acabo de leer en una revista de Manos Unidas, campaña contra el hambre en el mundo, que cada minuto mueren 9 niños por causas asociadas a la desnutrición.
Eso me ha hecho recordar la fotografía que hice en el dispensario de Gobó.
Aunque la fotografía no es buena, pues la hice sin flash en el interior del dispensario, y sin regular bien el objetivo, sin embargo es un testimonio de lo que muchas veces oímos y tal vez no acreditamos, pues la realidad del hambre nos parece algo muy lejano.
En la fotografía está Liliane Pellegrin, enfermera francesa, cooperante durante varios años en la misión de Gobó, y una joven enferma de paludismo, que llegó al dispensario en los puros huesos, debido a su grave estado de desnutrición, y que aunque se le atendió con todos los medios disponibles que teníamos, sin embargo al día siguiente falleció.
Causa de la muerte el hambre. Pues el paludismo tratado en buenas condiciones no es mortal.
Cuando una persona no está suficientemente alimentada, cualquier enfermedad debilita las defensas del organismo, y si esta enfermedad es grave puede acabar con la vida de esa persona.
Y eso es lo que aconteció con esta pobre joven que murió de hambre.