martes, 24 de marzo de 2015

La estación de lluvias

La fotografía nos puede parecer idílica, una oca con sus patitos en el agua, a la orilla de un lago de aguas tranquilas en las que se refleja la naturaleza circundante, árboles, campos de maíz o mejor de mijo, cielo azul intenso poblado de nubes blancas... pero no, no esa la escena bucólica que nos imaginamos; en realidad es una carretera rural en el norte del Camerún en los meses de la estación de lluvias, y lo que nos puede parecer bonito y bucólico desde aquí, allí era un grave problema para las comunicaciones y desplazamientos, lo que nos obligaba a quedarnos aislados en la misión de Gobó, durante semanas y a veces meses. Sólo algunos camiones abarrotados de mercancías y de viajeros se arriesgaban a hacer el viaje para abastecer el mercado y los comercios; y en caso de atasco entre todos los viajeros y a base de esfuerzo poder salir del atolladero. Para nosotros en la misión la otra alternativa para poder salir de nuestro aislamiento y por lo menos ir a comprar el pan para toda la semana y llevar el correo a Yagoua o recoger las cartas que llegaban, era utilizar la motocicleta, ir bordeando los charcos de agua y lagunas, buscar senderos y caminos en medios de los campos de cultivo y muchas veces meternos en medio del barro. Eran horas de viaje para hacer unas decenas de kilómetros a veces con barro hasta las rodillas empujando la motocicleta y llegábamos a casa cansados y sudorosos y con ganas de que llegara la estación seca. 

lunes, 9 de marzo de 2015

Tumba en campo de algodón


Aunque no se aprecia mucho en la fotografía la tumba musey, podemos ver un campo de cultivo de algodón en el Extremo Norte de Camerún junto a la aldea de Dom Tchandung en el mes de julio, en tiempo de la estación de lluvias, cuando se pueden cultivar los campos, pues el agua ha empapado la tierra, y los agricultores pueden hacer los surcos con sus pequeñas azadas, y sembrar las semillas de algodón, del mijo o de otros cereales. Pero allí en medio del campo de cultivo, y cerca de la aldea, cuyas primeras chozas se ven en lontananza, encontramos la tumba de un guerrero musey. Pues sólo a un guerrero, o a un hombre valeroso que ha podido matar a grandes animales salvajes como leones, elefantes, hipopótamos, o antílopes se le hace una tumba de esa manera, cortando árboles de la sabana y colocando los troncos clavados en la tierra alrededor de la tumba. ¡Qué bello lugar para descansar en medio de un campo de algodón!