martes, 17 de mayo de 2016

Escuela de catequistas

Los catequistas en las misiones son imprescindibles y totalmente necesarios, son los colaboradores más cercanos a los misioneros y los que llevan sobre ellos los esfuerzos de la evangelización. Son hombres y mujeres de fe que se ponen al servicio de sus hermanos nativos para transmitirles la Buena Nueva de Jesucristo Salvador y educarles en la fe. Hombres y mujeres que además de sus trabajos en el campo o en el hogar dedican parte de su tiempo a la preparación de los catecúmenos para que reciban las aguas del bautismo, a la catequesis de niños, jóvenes y adultos, a la celebración dominical sin sacerdote en sus aldeas, a acompañar al misionero cuando visita su comunidad, y a veces hasta servirles de traductor cuando el misionero aún no conoce la lengua nativa. En la diócesis de Yagoua, en el extremo norte del Camerún, cada parroquia tenía su grupo de catequistas, que eran formados por los misioneros con pequeños cursos sobre la Biblia, la Palabra de Dios, y los sacramentos. Además había cada año un curso de tres días de formación para los catequistas mayores de varias parroquias de la zona o región, que se hacía en una parroquia diferente por rotación, y que los misioneros se encargaban de llevar para que pudieran participar, y ellos mismos les daban esos cursillos de formación. Las gentes de la misión colaboraban con la alimentación de sus catequistas. En la fotografía grupo de catequistas en la camioneta de la misión camino de Viri donde participarían en en curso de formación de catequistas en 1980.

miércoles, 4 de mayo de 2016

¿Niños enjaulados?

Aunque a primera vista nos puede parecer que los niños están en una gran jaula, como los pájaros cantores que encerramos en ellas para que nos deleiten con sus cantos y no se escapen, sin embargo es algo mucho más sencillo, es simplemente juegos de niños, allí donde los niños no tienen juguetes, y se distraen y juegan con las cosas corrientes de la vida; en este caso con el armazón de palos del techo de la choza que sus padres están haciendo como futura vivienda para la familia. La escena nos puede llamar la atención como insólita o rara en nuestros lares pero es corriente y normal de encontrarse con ella en los pueblos del Sahel de África, en este caso de una aldea del norte de Camerún. Deseo y pido a Dios para que los niños de esos países puedan seguir jugando libremente y desaparezca la amenaza del terrorismo de Boko Haram que tantas muertes y horror están causando en los últimos años. Que todos, niños y mayores, puedan vivir libres y en paz.