miércoles, 18 de junio de 2014

Regreso al Camerún


Diez meses después de tener que dejar el Camerún por causa de la hepatitis, y tras el paso por el Hospital La Pitié de París, y los meses de reposo en casa de mis padres, y tras nuevos análisis en París, los médicos me dijeron que estaba completamente curado y que podía ir de nuevo a África. Así que antes de que llegara la Navidad regresé de nuevo al Camerún, pues quería celebrar esos días de fiesta del nacimiento de Jesús con las gentes de la misión de Gobó, que habían quedado sin sacerdote durante todo ese tiempo. En el viaje de regreso al Camerún hice escala en Roma para hablar con el Consejo General de la Congregación de la situación en el norte de Camerún y pedir ayuda para aquellas misiones. Dejé Europa con el frío del invierno y llegué a Maroua ya en la estación seca, como puede verse en la fotografía aérea en las proximidades del aeropuerto y en la que se aprecia lo típico del hábitat de la zona rural, chozas de barro y paja donde vive la gente y un vallado haciendo un círculo que sirve de corral para tener allí los animales domésticos; senderos y caminos hacia otras aldeas y campos de cultivo alrededor de las casas. Llegaba de nuevo al norte del Camerún para continuar con una nueva etapa misionera.  

jueves, 5 de junio de 2014

¡Hipopótamos... a la vista!

Siguiendo con el relato de mis memorias de África, llegamos a enero de 1978 cuando en plena actividad pastoral y de trabajos en la construcción de la misión de Gobó, comencé a sentirme mal, con vómitos y dolores de hígado; las hermanas Simone y Marguerite que se ocupaban del dispensario de la misión me diagnosticaron que tenía hepatitis viral, y como allí no había las condiciones mínimas para el tratamiento me aconsejaron de regresar a Europa. Así que me fuí a la misión de Djougounta donde estaba el P. Fernando Corazón a descansar y él se preocupó de prepararme el viaje y llevarme hasta Maroua, donde tomé el avión para Yaoundé y Douala y desde allí a París, donde ingresé en el Hospital la Pitié el 10 de febrero con 58 Klg., siete menos de cuando me fuí a Camerún,  y tras los análisis correspondientes a los once días de hospitalización me dieron de alta y pude viajar a España donde pasé unos meses de reposo, atendido y cuidado por mis queridos padres, hasta la total recuperación. En el verano fuí a visitar el zoológico de Madrid, y allí pude ver los hipopótamos bien cerca. Tantos meses en África, viendo muchas veces a los hipopótamos dentro del agua, tanto en el lago de Fianga, como en el río Logón, pero solo podía verles la parte superior de la cabeza que sacaban para bostezar, resoplar o respirar, pero nunca los había visto salir del agua; pues solo salen por la noche para comer las yerbas de las orillas, y cualquiera iba a ir de noche a verlos pasear. El hipopótamo en uno de los animales salvajes más agresivo, aunque parezca lo contrario, y uno de los más grande de tamaño y peso, tras el elefante y el rinoceronte.