lunes, 27 de diciembre de 2010

Armas y sayo



Hay un dicho español que reza así: "por el hábito se conoce al monje", pues viendo la fotografía de uno de los acompañantes del jefe de cantón, por el hábito y las armas sabemos que dicho señor es un guardia de seguridad que le acompaña en sus desplazamientos, o que está cerca de él en su palacete.
Usa el "boubou", que no sé el nombre exacto en español, pero podríamos llamarlo túnica o sayo, es decir un vestido amplio y ancho, de una sola pieza, con cuatro aberturas, por abajo para entrar el cuerpo, por arriba para sacar la cabeza y cuello y por los lados para los brazos. Debajo del "boubou", visten con camisa y pantalón. Y en la cabeza el turbante. Todo ello con un cierto aire árabe, así nos hacen comprender a simple vista que son musulmanes. Los animistas en el norte del Camerún no suelen vestir de esta manera; ni tampoco los cristianos, aunque a veces para aparentar una cierta distinción o categoría social así lo hagan, imitando a la gente de la Administración, a los comerciantes y a los ricos ganaderos.
Las armas que porta en la mano son la lanza y la espada. Armas que suelen utilizar los fulbés o fulanis, cuando van con sus ganados, pero muy diferentes de las que suelen usar los museys o los massás que son agricultores. Y debajo del gran "boubou", que no está a la vista, el puñal atado a la cintura, arma corta y muy eficaz en caso de peligro.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Los hombres azules



Los tuaregs, conocidos como los hombres azules del desierto, por el color azul de sus vestidos, habitan en medio del desierto del Sahara, pertenecen a los pueblos bereberes, y son seminómadas.
Tradicionalmente se dedican al pastoreo y al comercio; se desplazan con sus rebaños de camellos, cabras y burros buscando los pocos pastos que pueden encontrar cerca de los oasis, o de los pozos de agua.
También comercializan con la sal, y para ello se dirigen hacia otras zonas del Sahel, donde venden el natrón que ellos obtienen en las salinas del desierto, y compran cereales a los pueblos agricultores.
Viven en Malí, Níger, Libia y Argelia, pero también se les puede ver por el Chad y el norte del Camerún, como yo tuve la ocasión de encontrarme en Gobó con algunos de estos hombres azules del desierto.

jueves, 9 de diciembre de 2010

El jefe de cantón



El jefe del cantón de Gobó era Musey, como la gran mayoría de las personas que allí habitan, aunque también había algunos fulbés, fulanis, y los llamados "sudistas", policías o funcionarios que habían venido del sur del Camerún. La mayoría de los museys eran paganos, o seguían las religiones tradicionales; otros eran cristianos o se habían hecho musulmanes. Entre estos últimos estaba el jefe de cantón, presionado por sus jefes superiores de la Administración civil, pues si no lo hacía le darían el cargo a otra persona. Así Bulumma se convirtió en Ali Mohamed, que a su vez hizo que sus mujeres e hijos se hiciesen musulmanes y gran parte de sus allegados. Ganó prestigio a los ojos de la Administración, pero lo perdió ante su pueblo musey. El día del sacrificio del cordero montando un corcel blanco, bellamente engalanado, y mostrando la vara de mando, cabalgaba orgulloso detrás del imán, acompañado por los "griot" y súbditos, recibiendo con complacencia el sobrenombre de "alhadji" por haber ido a la Meca.

lunes, 22 de noviembre de 2010

El imán

Acabada la oración comunitaria de los musulmanes en la fiesta del Sacrificio me acerqué al imán para saludarle y desearle un feliz día de parte de la comunidad católica de Gobó.
El imán es entre los musulmanes el que dirige la oración comunitaria, el que predica la fe islámica, y el guía de la comunidad. La oración se hace en lengua árabe, descalzándose antes, y sobre una alfombra, mirando hacia la Meca. Antes se hacen las abluciones, lavándose manos, pies y cara con agua y a falta de esta con arena.

Una vez finalizado el rito de la oración y tras el sacrificio del cordero, se puso en marcha el cortejo del imán que iba en un caballo Musey, (una raza especial de caballo), acompañado por el séquito de musulmanes al son de los tambores, por lo que la música y la vistosidad atraía la mirada de muchas gentes.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Sacrificio del cordero

Acabada la oración en común de los musulmanes en la explanada de las escuelas, el día de la fiesta "Id-al-Adha", que conmemora el fin de la peregrinación a la Meca, y que es una de las grandes fiestas del calendario islámico, se procedió al ritual del sacrificio del cordero, degollando con un afilado cuchillo al animal sacrificado para recordar el holocausto del carnero que Abrahán hizo a Dios en el monte Moria en vez de sacrificar a su hijo Isaac, como nos cuenta el libro del Génesis en el capítulo 22 de la Biblia.
La familia que puede mata ese día un cordero y luego hace tres partes, una parte lo consumen ellos mismos, otra parte es para compartir con los amigos y vecinos, y una tercera parte para los pobres, y los que no tienen posibilidad de hacer su propio sacrificio.
Los más pudientes hacen la peregrinación a la Meca, al menos una vez en la vida, pero entre los Museys de Gobó no había esa posibilidad pues no estaba al alcance de ellos hacer ese largo viaje hasta Arabia Saudí, salvo el jefe de cantón al que la Administración le financió el viaje, en su política de islamización, y al que la gente le decían, "alhadji".

viernes, 29 de octubre de 2010

Fiesta musulmana "Id-al-Adha"

Habían pasado setenta días de la celebración musulmana del fin del Ramadán, cuando de nuevo en la explanada de las escuelas de Gobó, se concentraban los musulmanes para celebrar una de las fiestas más importantes del calendario musulmán, la fiesta del sacrificio.
En el año 1976, ese día fue el 2 de diciembre, (este año será el 16 de noviembre), pues como sabemos los musulmanes siguen el calendario lunar que no coincide con el calendario solar, por lo que cada año avanza unos 15 días sobre nuestro calendario.
En Gobó no había mezquita, aunque existían varias familias musulmanas, sobre todo eran familias fulbés, (miembros de otra tribu diferente a los museys), que se habían establecido allí como comerciantes; aunque también el jefe de cantón que era musey y su familia se habían hecho musulmanes para poder mantenerse como jefe por presiones de la Administración.
Allí en la explanada de las escuelas, lugar donde jugaban al futbol los estudiantes, tuvieron la oración común, (sólo los hombres y niños) y escucharon el sermón del imán. Una vez acabado el rezo de las oraciones se procedería al sacrificio del cordero.

martes, 12 de octubre de 2010

El fin del Ramadán


El Ramadán es el noveno mes del calendario musulmán, durante el cual los seguidores de Mahoma practican el ayuno e intensifican la oración. Ayunan de comida, bebida y de relaciones sexuales, desde el amanecer hasta la puesta del sol. Al acabar dicho mes se celebra una gran fiesta, reuniéndose todos sus seguidores en la mezquita o al aire libre para la oración que dirige el imán. En 1976 la fiesta del fin del Ramadán cayó a finales de septiembre y era la primera vez que iba a asistir a ella en Gobó. Ya había pasado un año de mi llegada al Norte de Camerún. El año anterior estaba en Yagoua, como ya escribí en un anterior capítulo que titulé "musulmanes en oración". En Gobó había pocos musulmanes, la mayor parte de los Museys eran paganos, y había unos mil católicos contando a los catecúmenos y a los ya bautizados. Pero por la presión de las autoridades de la Prefectura el jefe de Distrito se había hecho musulmán y a su vez éste presionaba a sus parientes y súbditos para que se hiciesen musulmanes. Como no tenían una mezquita como lugar de culto, nada mejor que utilizar el patio de la escuela pública para hacer manifestación de su fe y su propaganda y presión sobre los profesores y niños de las escuelas. Al fondo de la fotografía vemos las escuelas públicas de Gobó

miércoles, 22 de septiembre de 2010

La "Vun tilla"





Ya he escrito anteriormente sobre la Vun tilla, la gran fiesta Musey del Norte del Camerún, que para ellos es el comienzo del año nuevo, tras la estación de las lluvias, y comienzo de la estación seca, que lo marca la luna nueva del mes de octubre. Aquí solo puedo mostrar unas cuantas fotografías tomadas en 1976, que con el paso del tiempo se han ido deteriorando.

jueves, 19 de agosto de 2010

¿Qué será?

En cualquier fiesta popular, donde se reúne una multitud de personas, podemos observar cosas interesantes y llamativas, sobre todo si son fiestas ajenas a nuestra propia cultura. Yo allí en Gobó en el norte del Camerún, en la primera gran fiesta de la "vun tilla" en la que participaba, en medio de las gentes y observando las danzas tradicionales museys, me encontré con esta señora que estaba cantando y danzando.
¿Pero qué era lo que llevaba en la mano?
No era una azada para cultivar los campos de mijo, ni otro tipo de instrumento de labranza. Tampoco era una muleta para un discapacitado, aunque tenía un cierto parecido. Ni siquiera era un arma para la lucha o para defenderse de animales salvajes. ¿Qué sería?
Pues simplemente una silla de una sola pata para poder descansar un poco en medio de la multitud, como otros llevan sillas plegables en nuestra sociedad occidental.

miércoles, 21 de julio de 2010

Jóvenes casamenteras

En la fiesta de la Vun tilla, fiesta principal para los Museys, se concentran varios centenares de personas venidas de las diferentes aldeas y pueblos, no sólo del Camerún sino también del vecino Chad; pues para estas concentraciones no hay fronteras, y menos en medio de la sabana, que ciertamente uno no sabe si está en el Camerún o en el Chad.
Hay todo tipo de personas: niños, adolescentes, adultos, mayores, pero sobre todo jóvenes, como es lo normal en las fiestas, y más si se aprovechan estas para conocer a otros jóvenes venidos de fuera y comenzar a relacionarse con ellos en vista a algún posible matrimonio.
Tanto ellos como ellas se acicalan con las mejores ropas, se ponen sus aderezos y pasean entre la multitud tratando de llamar la atención y de agradar a los que las miran con atención. Habrá piropos, palabras agradables, se pararán a hablar con algún interesado, bailarán, y admirarán a los mejores danzantes y luchadores. Y tal vez al acabar la fiesta habrá comenzado una nueva relación que terminará en un compromiso de matrimonio.

domingo, 6 de junio de 2010

Fiesta del Año Nuevo

Acabada la eucaristía celebrada a la sombra de un gran árbol, comenzó la fiesta, o mejor continuó la fiesta, pues durante toda la Eucaristía no pararon de sonar los tambores, la música y la danza; las jóvenes museys lucían sus mejores paños, estrenaban los vestidos comprados en el mercado de Gobó, y se sentían orgullosas de llevar sobre sus pechos las medallas de catecúmenas que se preparaban para recibir el bautismo en la próxima Pascua, o las cruces de las que ya eran cristianas.
Por otra parte, cerca de allí, las fulinas y el jefe tribal, Mulna, también habían acabado sus ritos de la Vun tilla, y sus adeptos después del sacrificio de los pollos y cabritos, se unían a la multitud en fiesta para pasar el día cantando y danzando hasta la llegada de la noche, el momento importante de ver la vun tilla, la luna nueva del nuevo año.

domingo, 23 de mayo de 2010

La Misa de la "vun tilla"

Como he comentado en anteriores relatos, la vun tilla era la fiesta del año nuevo para los Museys, que comenzaba con la luna nueva del mes de octubre, al acabar la estación de lluvias y comenzar la estación seca, y era el momento de la recolección de la cosecha de mijo; por consiguiente época de abundancia de alimentos por los granos recolectados. Después de saludar a Mulna, el jefe tradicional de los Museys de Dom, me dirigí a donde se estaban congregando los cristianos venidos de las diferentes aldeas museys, debajo de un gran árbol, para celebrar la Eucaristía. Allí en torno a la mesa del altar, con cantos y danzas museys íbamos a celebrar el verdadero y único Sacrificio, el de Cristo que entregó su propia vida para la redención de toda la humanidad, que derramó su propia sangre para salvar también a los Museys.
En ese momento recordé que hubo fiestas paganas de la antigüedad que fueron cristianizadas, y pensé que con el paso de los años y cuando los cristianos no sean una minoría entre los Museys, la vun tilla, fiesta del año nuevo, será una fiesta cristiana de Acción de gracias a Dios por la recolección de las cosechas. Ahora 34 años después, y por relatos de misioneros de Gounoun Gaya en el Chad veo que así es.

lunes, 17 de mayo de 2010

Las posesas



Junto a la casa del jefe tradicional de los Museys en Dom Suluku, estaban las de las "fulinas", es decir de las mujeres que estaban poseídas por algún espíritu, o genio de la naturaleza, espíritu de la luna, espíritu del agua, espíritu del bosque, del antílope, o de la serpiente. Eran una especie de sacerdotisas, clase especial entre los Museys, vivían célibes, recibían la consulta de los fieles animistas para saber a que espíritu tenían que aplacar para ofrecerles un sacrificio, que ellas determinaban si era un cabrito, una gallina u otro animal doméstico, la forma de hacerlo, etc... otras veces tenían que expulsar algún mal espíritu de personas que se sentían poseídas por ellos; otras eran consultas para conocer el porqué tal persona estaba enferma y a qué espíritu tenía que invocar para recuperar la salud. También como sacerdotisas escuchaban las confesiones de personas que se encontraban agobiadas por el mal que habían realizado, y ofrecían sacrificios de reparación. Las "fulinas" que yo vi varias veces en Dom Suluku y en otras aldeas museys, no llevaban ningún tipo de vestido o ropa; simplemente llevaban un cinturón de abalorios en la cintura, y cubrían el pubis con hojas de árboles, además de varios collares en el cuello, y brazaletes de metal en las muñecas y piernas.

lunes, 3 de mayo de 2010

El jefe tribal

Cuando llegó la fiesta de la "vun tilla", del año nuevo Musey, me desplacé a la aldea de Dom Suluku, para conocer y participar de la fiesta, y también para celebrar la Eucaristía con los cristianos Museys bajo la sombra de un gran árbol, pues en dicha aldea no había capilla. Pero además quise ir a saludar a Mulna, el jefe tradicional de la tribu, y llevarle un poco de tabaco como regalo y reconocimiento de su autoridad.
Los jefes de tribu africanos tenían antiguamente gran autoridad sobre todos los miembros de la tribu; pero con la colonización europea y luego la independencia de los países africanos fueron desposeídos de sus poderes por la administración civil. De todas formas todavía tenían ciertas funciones tradicionales que seguían ejerciendo, tanto civiles, judiciales como religiosas. Protegían a los miembros de la tribu, eran mediadores en los conflictos, ejercían de jueces y a ellos se acudía en casos de disputas; también eran sacerdotes: eran los que sacrificaban los animales ofrecidos a los espíritus, los que celebraban el ritual y las oraciones a Dios. El jefe religioso era el primero que recogía los primeros frutos de la cosecha para ofrecérselos a Dios y el que hacía las libaciones de la cerveza de mijo en la"vun tilla". Nadie podía cosechar sus campos hasta que el jefe no lo hubiera hecho; como así mismo nadie sembraba hasta que el jefe tradicional hacía el ritual debido y se ponía a sembrar su campo. Es el que hacía las oraciones rituales antes de la caza del antílope, recibiendo parte de los animales abatidos, y el que antiguamente decidía sobre la guerra.
Mulna me recibió a la puerta de su casa y me ofreció sentarme en la estera a la sombra del cobertizo de paja. El jefe tradicional era ya de los pocos habitantes Museys que seguía vistiéndose con la piel de cabra curtida, que se ceñía a la cintura y que sólo cubría las nalgas, y no llevaba nada más sobre su cuerpo, a no ser algunos adornos como colgantes o pulseras. Por respeto a mí, el misionero blanco que iba a visitarle se cubrió con la misma piel de cabra la entrepierna. Me habló que los jóvenes ya no escuchaban sus consejos, ni continuaban con las tradiciones de sus antepasados, me agradeció el que hubiéramos venido de lejos para traerles la Palabra de Dios, y me pidió que diera buenos consejos a los jóvenes para conducirlos por el buen camino, y hacer de ellos buenas personas, honradas, trabajadoras y que respeten a sus mayores.

lunes, 19 de abril de 2010

La boca de la luna

Nos puede sonar extraño el título "la boca de la luna", pero es la traducción literal de "vun tilla", en lengua Musey; pero lo que realmente significa es la "luna nueva", o mejor el "año nuevo", pues sólo se refiere con el término "vun tilla" a la fiesta del comienzo del año nuevo, que para los Museys se celebra al acabar la estación de lluvias, con la primera luna nueva del mes de octubre.
Hacía un año que estaba en el Norte del Camerún, y era la primera vez que iba a conocer y participar en esta fiesta del año nuevo. El día de la "vun tilla", el jefe religioso tradicional hace un ritual de oraciones, da gracias a Dios por los granos de la cosecha, vierte sobre la tierra en libación la cerveza de mijo, los seguidores animistas les traen gallinas y cabritos para el sacrificio, reciben la aspersión en señal de reconciliación y comienza la fiesta, gritan, cantan y festejan pues ha comenzado un año nuevo. Hay carreras de caballos, la chicas se engalanan, se bebe la cerveza de mijo, se canta y se baila durante todo el día, hasta la llegada de la noche cuando se puede contemplar por el oeste la boca de la luna, la "vun tilla".

lunes, 5 de abril de 2010

Capillas en las aldeas

Creo que nadie al ver esta fotografía creerá que eso es una capilla, un lugar de culto de una de las aldeas de la misión de Gobó en el norte del Camerún, pero ciertamente así es; solo que al final de la estación de lluvias, debido al viento y a las tormentas desaparecieron las sencillas paredes de caña de mijo. Allí estaban los catequistas cuando llegué en la motocicleta esperándome para la reunión con los catecúmenos y cristianos de la aldea y celebrar luego la Eucaristía. No todas las capillas estaban en ese estado lamentable, pero los materiales son frágiles, troncos de árboles, cañas de mijo, y paja seca de las yerbas de la sabana, y tras los meses de lluvias se deterioraban y había que reconstruirlas de nuevo. Por otra parte podemos decir que eran ilegales. Pues había que pedir la autorización gubernamental para tener un lugar de culto en cada aldea, aunque simplemente fuera para reunir a los cristianos y darles la catequesis, pero aunque esos pedidos se hicieran a la administración esta no respondía o no daba los permisos, puesto que la administración del norte del Camerún estaba en manos de los musulmanes, y sólo querían promocionar y expandir el islam por el país, e impedir el crecimiento de los católicos. La misión de Gobó tenía una veintena de aldeas en las que había cristianos bautizados y catecúmenos; pero sólo teníamos permiso para dos lugares de culto, cuando yo llegué en 1976, uno en Gobó y otro en Dom Pya; dos o tres años después conseguimos permiso para otras cuatro aldeas: Djelmé, Guiriou, Mongui y Galam.
Unos dos años antes de mi llegada la administración civil mandó quemar las pequeñas capillas construidas en las aldeas por los cristianos por no estar legalizadas.
Todos estos recuerdos me vienen ahora al conocer por las agencias de noticias que en el norte de Nigeria se han destruido en los últimos 4 años más de 300 iglesias, por la persecución que hay contra los cristianos por parte de los musulmanes. Además no dan permiso para construir nuevas iglesias, y los cristianos son discriminados en los empleos. Mientras esto sucede en varios países de África, Asia y otras partes del mundo, de persecución contra los cristianos, aquí en Córdoba un grupo de musulmanes entran en la iglesia catedral para realizar un culto musulmán provocativo, en la que se liaron a palos con los guardias de seguridad y hubo heridos.

domingo, 14 de marzo de 2010

Los fulani


Justamente hace una semana, el domingo pasado, saltaba una vez más a las agencias de noticias, los ataques de los fulani contra los cristianos de tres aldeas cercanas a Jos en el norte de Nigeria, causando una masacre de más de 500 personas muertas, en su mayoría mujeres, niños, ancianos e impedidos que no pudieron huir. La mayor parte murieron a golpes de machetes y cuchillos, y otros quemados, pues incendiaron sus casas, unas mil viviendas. Según las agencias de prensa en estos últimos diez años son ya 12000 las personas, en su mayoría cristianas, que han muerto a manos de estos fanáticos musulmanes. Los fulani, también conocidos por fulbés, o peuls se extienden por varios países africanos, desde Senegal hasta Sudán. Son nómadas, se dedican a la ganadería, y van con sus grandes rebaños de ganado de vacas, bueyes, ovejas, cabras y burros de un lado para otro buscando pastos y lugares de agua abundante. A menudo entran en conflicto con miembros de otras tribus sedentarias, por causa de la invasión de sus tierras, destrozos de sus cultivos, o ataques de los ladrones a sus ganados. Los fulani son musulmanes, y con las influencias de los fanáticos islamistas de estos últimos años, hacen todavía más conflictivas sus relaciones con los miembros de las otras tribus, que son cristianos. En el norte del Camerún, son conocidos como los fulbés, que además de la ganadería se dedican al comercio y a la administración. Tienen gran influencia sobre todas las demás etnias y tribus, y su idioma es la lengua vehicular que domina en todo el norte del país. La lengua es el fufuldé. La foto de estos niños fulbés la tomé en Gobó en el mes de septiembre de 1976.

miércoles, 3 de marzo de 2010

El "griot"


El "griot" es un personaje típico de gran parte de África, que podemos encontrarlo tanto en las ciudades como en las aldeas. Es el que canta, toca algún instrumento musical, y cuenta la historia y leyendas de su pueblo. Es el que mantiene viva la tradición de los antepasados y narra los acontecimientos del pasado, guerras, sucesos, dinastía real, genealogía, etc... Es un maestro de la palabra, conoce y domina la cultura de la oralidad, el ritmo y la rima, la repetición y la cadencia. Es una especie de juglar de la Edad Media, que canta las alabanzas y loas a los reyezuelos y jefes tribales, que ensalza sus hazañas, y engrandece la historia de los reyes de la tribu. Unos son cortesanos y los podemos ver siempre junto a sus reyezuelos, sobre todo en las fiestas y acontecimientos oficiales; otros van de pueblo en pueblo, como los feriantes o titiriteros, y están presentes en las fiestas populares para ganarse la vida, con sus músicas tradicionales, contando cuentos, proverbios, leyendas, epopeyas e historias, y manteniendo viva la memoria y tradiciones de su pueblo.

lunes, 22 de febrero de 2010

El majadero


Después de unos días en la misión de Mokong, en la montaña, regresé a Gobó en la planicie del Logone, justamente se cumplía el primer año de mi llegada al norte del Camerún, y estábamos en plena estación de lluvias, por lo que el viaje tuvo sus dificultades a causa del barro y de las carreteras inundadas de agua. ¡Qué cambio tan extraordinario había dado el paisaje! La sabana seca y árida de tierra arenosa y yerbas marchitas por el sol, se había transformado en un vergel verde de altas yerbas y campos cultivados, donde había crecido los tallos del sorgo, del mijo y del maíz, por encima incluso de nuestras cabezas, por lo que no se podía ver el horizonte, sino simplemente los pequeños senderos por donde los agricultores iban a trabajar sus tierras. Allí al borde del camino, junto a su hogar, esta mujer musey, símbolo de la mujer africana, estaba lanzando al aire el majadero, o maza de madera, para machacar los calabacines en el mortero o pilón, como así mismo el mijo y el maíz, para una vez majado y triturado hacer la harina y preparar la comida para su familia.

martes, 9 de febrero de 2010

Cultivo en la montaña


Cuando visité Mokong me llamó mucho la atención el cultivo del mijo en la zona de montaña, pues en la región de Yagoua que era una zona de planicie, junto al río Logone, no había esa dificultad. En la zona de montaña del norte de Camerún, también se cultivaba el mijo, el sorgo y otros cereales, que era la base para la alimentación, y tanto los Mofús de Mokong, como los de las otras tribus aprovechaban las tierras próximas a sus aldeas para el cultivo, a pesar de las rocas, peñascos y piedras propias de una zona montañosa. Los Mofús esperaban el comienzo de la estación de lluvias, para que una vez que caían las primeras aguas y se humedecía un poco la tierra, poder preparar el terreno con su pequeña azada y sembrar los granos de mijo. A finales de agosto cuando tomé la fotografía los tallos habían crecido y ya se veían las espigas llenas de grano, pero todavía faltaban unas semanas para terminar de madurar, y llegar el tiempo de la cosecha, el tiempo de alegría y de las fiestas.

lunes, 25 de enero de 2010

Agua del pozo

En el norte del Camerún sólo hay dos estaciones a lo largo del año: la estación seca, de octubre a mayo, y la estación de lluvias, de junio a septiembre. Durante el largo período de la estación seca, unos ocho meses que no cae una gota de agua del cielo, desaparecen los arroyos, se secan las charcas, baja el nivel de agua de los pozos, y hay dificultad para saciar la sed del ganado: vacas, ovejas y cabras, e incluso para las personas. Pero con la estación de lluvias, cambia completamente el paisaje, lo que parecía desierto y era solo arena, se transforma en verdes prados de yerbas abundantes, corre el agua por los arroyos, se encharcan las carreteras y caminos, haciendo difícil la circulación de los automóviles, por causa del barro y de los charcos de agua, crece la yerba en la sabana africana, se siembra los campos de sorgo y mijo, de los que pronto brotan los tallos y después saldrán las espigas. Lo que unos meses antes era tristeza, naturaleza muerta, ahora se convierte en esperanza, vida y abundancia. En la misión de Mokong pude tomar esta fotografía de una mujer sacando agua del pozo, sin necesidad de un cubo y una larga cuerda, sino simplemente con una calabaza entrando ella en el pozo, pues el agua estaba casi a nivel del suelo.

lunes, 4 de enero de 2010

En la misión de Mokong


Finalizado el "mes de la fe" en Yaoundé, regresé al Norte del Camerún, con el P. Jean Pierre Badet, espiritano suizo que trabajaba en la misión de Guemé, en nuestra diócesis de Yagoua. Fue un largo viaje, primero en tren hasta Ngaounderé y luego en minibus hasta Maroua. Desde allí nos acercamos a visitar la misión de Mokong, a medio camino entre Maroua y Mokolo, en la que trabajaban otros espiritanos franceses: los PP. Gérard Sireau y Etienne Osty, y el estudiante Bruno Latour, que unos años después también recibiría la ordenación sacerdotal como misionero espiritano. El único edificio importante y original de la misión era la iglesia, que aunque construida en cemento y tejado de zinc, imitaba las chozas africanas. Las pequeñas casas de los misioneros, imitando las de los Mofús, también tenían algo de original, y es que adosada a la casita, habitación de dormir, había otra todavía más pequeña, que era el cuarto de baño. Idea práctica que yo tomé y luego realicé en mi misión de Gobó, cuando tuve que hacer las nuevas casas para vivir, pues las viejas chozas ya no resistían más.