lunes, 24 de julio de 2017

Fiesta del Año Nuevo Musey



Para los Museys del Camerún la fiesta tradicional más importante del año es la "vun tilla", en la que celebran la entrada del año nuevo, que no es el día 1 de enero, sino que se celebra en el mes de octubre, al acabar la estación de lluvias y dar comienzo la estación seca con la aparición de la luna nueva de octubre. El mismo nombre "vun tilla" quiere decir literalmente "la boca de la luna", la luna nueva que abre la estación seca que durará ocho meses en los que no volverá a llover ni una gota de agua, y abre el período de la recolección del mijo y otros cereales y época de abundancia de alimentos, tras la estación de lluvias donde los alimentos han escaseado y los trabajos agrícolas han sido intensos. Los jóvenes de las aldeas se engalanan con la piel de cabra, que era con lo único que tradicionalmente se vestían, ceñidas a la cintura, y otros complementos modernos, como calzoncillos, toallas, calcetines, zapatos, brazaletes, pulseras, gafas, paraguas... para atraer las miradas de las chicas casamenteras en las danzas, juegos y competiciones. 
Mulna, el jefe religioso marca el día y el lugar donde se reunirán por la mañana para ofrecer a Dios la acción de gracias por los primeros frutos de la nueva cosecha, arrancará las primeras espigas de mijo y las ofrecerá en sacrificio, al mismo tiempo que recita oraciones de acción de gracias y pide la bendición para todos. También hace libaciones con la cerveza de mijo. Tras la celebración religiosa comienza la gran fiesta al ritmo de los sonidos del tam-tam, tambores, flautas y todo tipo de danzas a lo largo de todo el día. Tampoco puede faltar la abundancia de comidas y bebidas, la alegría, galanteo, requiebros, y juegos amorosos. Es la fiesta del año nuevo. Es la "vun tilla". 



lunes, 10 de julio de 2017

Un nuevo molino para la misión


Hacía ya meses que el viejo molino harinero de la misión de Gobó venía dándonos problemas con la molienda. No funcionaba bien. Se paraba cuando mejor le parecía en la mitad de la molienda. Otras veces no arrancaba y nos costaba Dios y ayuda ponerlo en marcha. Jean Baptiste Goursan el encargado del molino y primer catequista de Gobó renunció a trabajar con él, pues las mujeres se le quejaban y reclamaban las calabazas de mijo que no se habían convertido en harina. Viendo los problemas que teníamos con el viejo molino decidimos comprar otro nuevo para seguir prestando ese servicio a la gente de Gobó. La misión de Gobó, comenzó con el molino como ya escribí al comienzo de mis memorias de Camerún en el capítulo titulado: el viejo molino. Así que juntando el dinero de las moliendas, con otros fondos de la misión y alguna ayuda financiera venida de España, nos fuimos Juan Antonio Ayanz que estaba haciendo en Gobó su experiencia misionera antes de acabar los estudios de teología, y yo a Maroua, la ciudad más importante del norte de Camerún, a unos doscientos treinta kilómetros de Gobó, para comprar el nuevo molino. De regreso a Gobó con el molino sobre la camioneta de la misión, a mediados de octubre de 1980, una vez finalizada la estación de lluvias y que las carreteras de tierra eran transitables, paramos a contemplar "le Dent de Mindif" de 769 metros y que desde la carretera efectivamente parece un diente, o mejor un cuerno de rinoceronte. Creo que fue lo más agradable del viaje, pues recuerdo que tuvimos problemas por el volumen y peso del molino que superaba la caja de la 404, y además algún pinchazo. Pasamos también por Mindif, Leré, Guidiguis, Touloum, Kalfou y Yagoua, parando en algunas de las misiones para tomar un refresco y descansar. Pocos días después el nuevo molino estaba instalado y funcionando, prestando un gran servicio a toda la población y liberando a las mujeres del duro trabajo de majar el mijo en el pilón y molerlo con la piedra.