Todos sabemos de la necesidad del aseo personal para la higiene y la salud, pero no todas las gentes tienen un cuarto de baño, una ducha o ni siquiera agua en el hogar, como sucedía en la aldea de Dom Tchandoung en Camerún. Yo allí solo disponía de una buena calabaza con la que todos los días me bañaba tras un seto de paja, después de sacar el agua del único pozo de la aldea con una cuerda y un cubo. Y como yo toda la gente de la aldea, unos por la mañana al levantarse y otros por la tarde al acabar los trabajos del campo. Los niños no tenían horario, a cualquier hora del día se daban el baño y sobretodo cuando el calor del mediodía arreciaba y se apreciaba más echarse una calabaza de agua encima de la cabeza.