miércoles, 14 de septiembre de 2016

El paso de la tormenta


Si algunas veces era el fuego la causa de que una simple vivienda de adobe, palos y paja, quedase completamente destruida, y acabase con todo lo que en ella hubiere, que era casi nada, como escribí en el anterior post; otras veces, aunque raramente, se debía a las fuertes tormentas de vientos y agua de la estación de lluvias. Fue el caso de esta vivienda que acabábamos de construir como sala de reunión para la misión. Era a finales de abril de 1980, todavía no estaba completamente acabada, cuando llegó un fuerte huracán anunciando el comienzo de la estación de lluvias, y como no había puerta ni ventanas, entró el fuerte viento y arrancó de un golpe el techo entero desplazándolo sobre la pared. Días después, una vez pasada la tormenta y las primeras lluvias del año, tuvimos que rehacerlo de nuevo y terminar de construir la casa. Eso rara vez sucedía en las pequeñas chozas de la gente del pueblo, pues ellos la construían sin ventanas, y con una puerta pequeña. Pero cuando las lluvias eran fuertes y continuas y la paja del techo estaba ya gastada de años anteriores, si que era normal que entrara agua dentro de casa, lo que era señal que había que rehacer el techo de paja antes de que llegase la siguiente estación de lluvias.