En la misión de Gobó en 1976 no teníamos hospital. Solamente teníamos el dispensario atendido por dos religiosas canadienses de la Caridad de Montreal y una enfermera laica francesa, además de los enfermeros y personal auxiliar locales.
Pero como había que atender a los enfermos, no solo de la región de Gobó, sino también a los de Ardaf, a los de Bastepé, y a los que llegaban del Chad, y como el hospital más próximo estaba en Yagoua a 50 kilómetros de Gobó, hicimos tres casitas de cemento y techo de chapa para que los enfermos que tenían que ser hospitalizados y quedar bajo vigilancia y seguimiento médico pudieran ser atendidos.
Ni siquiera teníamos camas para hospitalizarlos, así que una simple esterilla de esparto en el suelo servía de lecho para los enfermos.
En el dispensario había una sala para los partos donde las madres venían a dar a luz a sus hijos. Esa misma cama para los partos servía a veces para hospitalización como vemos en esta fotografía donde hay dos niñas que están con el suero puesto y acompañadas de sus mamás.
Viendo las carencias y necesidades de la población acudimos a organizaciones internacionales pidiendo ayuda para poder construir el hospital y tener lo mínimo indispensable como las camas para poder acoger y tratar a los enfermos hasta su recuperación.
Esa ayuda nos llegaría unos años después, desde Alemania con Misereor, y en 1980 se construyó el hospital en Gobó.
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