lunes, 21 de marzo de 2011

El pozo de la aldea


"Jesús, fatigado por la caminata, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía. En esto, una mujer samaritana se acercó al pozo para sacar agua. Jesús le dijo: -Dame de beber... (Jn. 4, 1-42).
Esta escena del evangelio de Juan, que leeremos el próximo domingo en la Eucaristía, es una escena que se puede contemplar fácilmente en cualquier aldea africana. Yo mismo la he vivido más de una vez. Tras una larga caminata para ir a visitar a los cristianos de una aldea, acercarme al pozo, donde a cualquier hora del día hay gente que va a sacar el agua para beber, para preparar la comida, para el aseo, o para abrevar el ganado. Normalmente el ir al pozo a sacar el agua es trabajo de la mujer y de las chicas jóvenes, aunque también van los hombres para dar de beber al ganado. El pozo es el lugar donde se conocen las noticias de la aldea, donde se comenta todo y se difunden los chismes. Cada uno tiene que ir provisto de su calabaza y cuerda para sacar el agua, además del cántaro de barro cocido, odre de piel de cabra, barreño de cinc, balde, jofaina, cubo o palangana de plástico. Las mujeres y muchachas transportarán el agua sobre sus cabezas hasta las tinajas de sus cocinas, donde reposará a la sombra y estará fresca y disponible para todos los de casa.

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