La misión de Gobó tenía un pozo que había construido el P. Jean Savoie, junto a la iglesia y en el centro del terreno de la misión, a casi igual distancia del dispensario médico y de las casitas de adobe de las hermanas y de los padres. Pero no teníamos una bomba para sacar el agua. Por eso todos los días por la mañana y por la tarde un joven empleado tenía que sacar el agua del pozo con un cubo, que tenía una profundidad de unos 16-18 metros, y luego con una pequeña bomba manual subirla a unos bidones que servían de depósito colocados en lo alto de un árbol, y desde allí el agua iba canalizada por una tubería hasta el dispensario y nuestras casitas. (Ver el post de 2009: "los depósitos de agua"). En enero de 1977 con una ayuda que las misioneras de la Caridad de Montreal habían recibido de Canadá compramos una bomba manual más potente, que introduciendo los tubos dentro del pozo podía subir el agua hasta los nuevos depósitos, para los que también construimos unos buenos y altos pilares para que el agua bajara con más presión y llegara con más fuerza, tanto al dispensario como a nuestras casitas.
Como ya no se iba a sacar el agua del pozo a base de cubos, y como teníamos que colocar la nueva bomba sobre el pozo, tuvimos que cortar el brocal de cemento, y tapar la boca del pozo con cemento armado que allí mismo hicimos para poner la bomba sobre él. ¡Qué adelanto de la técnica! Era el primer pozo de la región con una bomba manual para sacar el agua.
Como ya no se iba a sacar el agua del pozo a base de cubos, y como teníamos que colocar la nueva bomba sobre el pozo, tuvimos que cortar el brocal de cemento, y tapar la boca del pozo con cemento armado que allí mismo hicimos para poner la bomba sobre él. ¡Qué adelanto de la técnica! Era el primer pozo de la región con una bomba manual para sacar el agua.
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