Como escribí en mi anterior entrada sobre el mercado del algodón se producía fraude en el momento del peso de los kilos de algodón por parte de los funcionarios de la compañía que tenía el monopolio en la compra del algodón a los agricultores Museys de Gobo. Ya era una gran injusticia con los campesinos el obligarles a cultivar algodón por parte de las autoridades camerunesas, cosa que a ellos no les beneficiaba, aunque sí era bueno para la compañía Sodecoton, y para la entrada de divisas en el país; pero como al perro flaco todo se le vuelven pulgas, era ya inaceptable que encima de ponerle la empresa el precio de compra del algodón y el precio de la venta de las semillas y de los insecticidas, además les engañaran en el momento del peso, por lo que la misión católica organizó unos cursillos de formación para los miembros de la J.A.C., catequistas y agentes de la pastoral social para enseñarles a controlar el peso de las básculas y romanas.
Así que cuando llegaron los camiones de la empresa con sus básculas para el peso del algodón se encontraron que esta vez no podían engañar a los pobres agricultores analfabetos con el fraude en el peso, pues allí estuvieron siempre presente algunos agentes de la pastoral social de la misión vigilando el peso de las básculas, haciendo cuentas y controlando el pago.
Los profetas en el Antiguo Testamento ya clamaban en nombre de Dios contra el fraude en el peso, entre otros textos tenemos a Amós: "escuchad esto los que pisoteáis al pobre... achicáis la medida y aumentáis el peso, falsificáis balanzas de fraude, compráis por dinero a los débiles y al pobre por un par de sandalias... (Am.8,5-6).
viernes, 17 de febrero de 2012
lunes, 6 de febrero de 2012
Mercado del algodón
En Musey no existen nombres para designar los días de la semana; ahora bien cada día de la semana se conoce por el nombre del lugar donde se celebra el mercado tradicional. En Gobó una pequeña aldea del norte del Camerún, junto a la frontera con el Chad, que crecía a ojos vistas desde que se creó la misión católica y el dispensario, el día de mercado era el lunes. Allí se congregaban centenares de personas venidas de las aldeas cercanas a vender sus productos agrícolas y ganaderos, artesanías, herramientas, etc y llegaban los comerciantes con sus vehículos para vender los productos de la ciudad.
Pero además de ese mercado tradicional de todos los lunes, en el mes de enero había el mercado del algodón. La única compañía en régimen de monopolio, la Sodecoton, llegaba con sus camiones para pesar y comprar el algodón a los agricultores. Estos después de un año de duro trabajo de siembra, cultivo, arrancar las malas yerbas, y de recolectarlo en sus campos tenían que llevarlo a la aldea y meterlo en sus chozas, a veces teniendo que salir ellos de sus casas y dormir a la intemperie, para evitar el robo. Luego lo tenían que trasladar hasta el mercado el día que se presentaban los camiones de la Sodecoton. Además de ser la Sodecoton la que ponía el precio, como los agricultores no entendían de balanzas ni del peso, eran engañados por los funcionarios de la compañía. Al final recibían un dinero por su cosecha, que rápidamente se les iba de las manos, entre pagar deudas, comprarse ropa para ellos y su familia en el momento que se disparaban los precios, y lo peor de todo en bebida y prostitución.
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