Aunque escribo sobre mis memorias de África, concretamente de los años entre 1975 y 1981 que viví en el norte de Camerún como misionero en la diócesis de Yagoua, y que voy comentando las fotografías que allí hice en aquel tiempo, sin embargo hoy viendo esta de los montes Mandaras, lugar de turismo internacional por la belleza del paisaje, de los montes Kapsikis y Rumsiki, formaciones de basalto, rocas como dedos que apuntan al cielo, símbolos fálicos y en cierta medida montañas sagradas para las poblaciones paganas del lugar; sin embargo por las noticias que nos llegan desde Maroua, y que casi no se dan a conocer por los medios de comunicación social, hay que decir que hoy toda esta región se encuentra en estado de guerra, desde que el grupo terrorista yihadista de Boko Haram ha comenzado a actuar allí para apoderarse de la región.
Boko Haram existe desde hace unos trece años, en 2004 comenzó su escalada de violencia en Nigeria en los estados de Borno y de Adamawa, y luego ha extendido su acción terrorista al norte de Camerún, Chad e incluso Níger. Solo en estos últimos 5 años han asesinado a más de 15000 personas civiles. El año pasado han declarado la creación de un nuevo califato para la región con capital en Gwoza a varias decenas de kilómetros de Rumsiki al otro lado de la frontera. Han realizado más de 120 incursiones mortíferas en los últimos seis meses en territorio camerunés. Han secuestrado a misioneros en Camerún, a familias de turistas franceses, a trabajadores chinos, y a decenas de niños y niñas para convertirlos en niños soldados y esclavas sexuales de sus guerrilleros. Han arrasado pueblos y barrios de ciudades, quemando las casas, graneros y campos de cultivo; han violado a las mujeres, decapitado a los hombres, han sembrado por todas partes muerte y dolor, con su fanatismo yihadista y odio a todo lo que no sea el islam según ellos lo entienden. Todo ello ha provocado la huida de la gente de sus aldeas y el abandono de sus campos de cultivo. Hay miles de refugiados que han llegado a otros pueblos o ciudades del interior sólo con lo puesto. En el campo de refugiados de Minawao en poco tiempo se ha pasado a más de 35000 refugiados. ¿Cómo alimentar, dar de beber, acoger, dar un techo a tantos miles de personas? El turismo ha desaparecido de la zona, ya no son atractivos los paisajes lunares de los montes Kapsikis, y las televisiones y la prensa en general no hacen ninguna campaña de movilización como vimos con los ataques de París, cuando ahora son millares de pobres de Nigeria y Camerún que mueren degollados por los yihadistas de Boko Haram.
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