Siguiendo contando mis recuerdos en África entre 1975 y 1981, llegamos a principios de año de 1980. Tras las celebraciones de las fiestas de Navidad y para salir un poco del trabajo ordinario de la misión, la tarde del principio del nuevo año nos acercamos a las orillas del río Logone, que marca la frontera con el vecino Chad, para darnos un refrescante baño en el río, mientras en Europa la gente se abriga contra el frío o va a disfrutar de la nieve. Pero la playa del Logone no es la de Copacabana o la de cualquier otro lugar turístico abarrotada de gente tomando el sol, sino una playa casi desértica, en la que solo están los pescadores en sus canoas procurando coger algunos peces para alimentar a la familia, algún niño que está guardando el ganado y que se acerca al agua a darse una zambullida, o los animales domésticos o salvajes que se acercan a abrevar y apagar la sed del calor de la estación seca. Tarde de año nuevo, tarde de relax y descanso en las aguas cálidas del Logone, mirando al horizonte del nuevo año 1980. Quiera Dios que sea un buen año.
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