
En Gobó había una comunidad de tres hermanas: Christiane, Simone y Lorraine; las dos primeras eran enfermeras y todo su trabajo estaba en el dispensario, juntamente con Liliane Pellegrin, una enfermera laica francesa que llegó a Gobó en 1972, antes de que se construyera el dispensario, pues este no abrió sus puertas hasta 1974. Lorraine se dedicaba a la alfabetización y colaboraba con la pastoral parroquial. En el dispensario había mucho trabajo, no se paraba de día ni de noche, pues cuando menos se esperaba llegaba un enfermo, una persona herida por algún tipo de accidente, un mordido por una serpiente, o una madre que iba para dar a luz. Soeur Simone era el ángel del dispensario que acogía a todos con su sonrisa y bondadosa caridad.