jueves, 27 de agosto de 2009

Ollas vacías

Para gran parte de la población musey del norte de Camerún, la época de las lluvias, es un tiempo de carestía y de hambre. Los graneros están casi vacíos, y por consiguiente no hay alimentos para cocinar. Esta mujer con su mirada, y con su pena, nos dice que no tiene nada para meter en la olla. ¿Qué va a preparar de comida para cuando su marido y sus hijos regresen al atardecer a casa, después de una larga jornada de trabajo en el campo? Las ollas están vacías. No queda mijo en el granero. Se acabaron las pocas gallinas que andaban sueltas buscando termitas alrededor de las chozas. Tal vez los niños conseguirán cazar algún ratón que merodean por los graneros vacíos. Y como último alimento para ir sobreviviendo los saltamontes, langostas, termitas y otros insectos, que abundan en esta época. Muchos de nosotros jamás podremos imaginar que lo que vemos en la foto es una cocina, con todos los utensilios necesarios para cocinar. Lo mismo que para esa mujer, jamás podrá imaginar cómo es una cocina, y todo lo que hay en ella en una de nuestras casas de países ricos.

lunes, 3 de agosto de 2009

Tiempo de hambre


El mes de agosto, cuando en Europa aprieta el calor del verano y los que pueden se van de vacaciones, en el norte del Camerún es el tiempo de la estación de lluvias, y los fuertes aguaceros inundan la planicie entre el río Logone y el lago de Fianga. Es el tiempo de los trabajos agrícolas, pues durante los ocho meses de la estación seca no se ha podido cultivar nada. Pero es también el tiempo de la carestía, de la escasez de alimentos y del hambre. La razón es sencilla, la gente depende de los cereales: mijo, sorgo, fonio y maíz que recolectaron a principios de octubre al comienzo de la estación seca, y que guardan a lo largo de todo el año en sus graneros. Pero sucede que muchas veces ese grano no es suficiente para todo el año y para alimentar a toda la familia, y hay que ir racionándolo, y precisamente cuando más trabajo hay en los campos con la siembra, arrancar las yerbas perniciosas para los cultivos, reparar las chozas en las que entra el agua de las lluvias, etc. es cuando escasean los alimentos y es el tiempo del hambre. Como solución se malvive con otras hortalizas, o cacahuetes, que a veces se arrancan antes de su maduración, incluso con los granos verdes del nuevo mijo que están creciendo y que tienen que tostar para poderlo comer. En la fotografía unos niños museys de Gobó descascarando los cacahuetes para poder comer algo.