lunes, 3 de agosto de 2009

Tiempo de hambre


El mes de agosto, cuando en Europa aprieta el calor del verano y los que pueden se van de vacaciones, en el norte del Camerún es el tiempo de la estación de lluvias, y los fuertes aguaceros inundan la planicie entre el río Logone y el lago de Fianga. Es el tiempo de los trabajos agrícolas, pues durante los ocho meses de la estación seca no se ha podido cultivar nada. Pero es también el tiempo de la carestía, de la escasez de alimentos y del hambre. La razón es sencilla, la gente depende de los cereales: mijo, sorgo, fonio y maíz que recolectaron a principios de octubre al comienzo de la estación seca, y que guardan a lo largo de todo el año en sus graneros. Pero sucede que muchas veces ese grano no es suficiente para todo el año y para alimentar a toda la familia, y hay que ir racionándolo, y precisamente cuando más trabajo hay en los campos con la siembra, arrancar las yerbas perniciosas para los cultivos, reparar las chozas en las que entra el agua de las lluvias, etc. es cuando escasean los alimentos y es el tiempo del hambre. Como solución se malvive con otras hortalizas, o cacahuetes, que a veces se arrancan antes de su maduración, incluso con los granos verdes del nuevo mijo que están creciendo y que tienen que tostar para poderlo comer. En la fotografía unos niños museys de Gobó descascarando los cacahuetes para poder comer algo.

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