jueves, 23 de abril de 2015

A las orillas del lago Fianga


Cuando iba a la misión de Djougoumta donde estaban Fernando y Teresa, y las misioneras espiritanas, me gustaba acercarme al caer la tarde a las orillas del lago Fianga o de Ardaf, pues la vista de las aguas rompía la monotonía de la sabana seca, y se respiraba un poco más de frescor. Además para intentar ver algún hipopótamo de los muchos que poblaban sus aguas. También a la caída de la tarde era el momento en que las mujeres con sus cántaros, calabazas o baldes se acercaban a buscar el agua para llevar a sus casas, y al mismo tiempo aprovechaban para tomar un baño, como así mismo lo hacían los críos jugando con el agua. Los pescadores en rudimentarias canoas fabricadas por ellos mismos, ahuecando el tronco de un árbol con el hacha a base de miles de golpes, se aventuraban a meterse en medio del lago, sorteando los hipopótamos, para lanzar sus redes y conseguir algunos peces con los que dar de comer a sus familias, o venderlos en los mercados de la región. 

miércoles, 8 de abril de 2015

Camuflaje

A primer golpe de vista la fotografía nos puede parecer una imagen de primavera de un bello jardín, está tomada en la misión de Djougoumta en el norte del Camerún junto a las casas de las hermanas espiritanas a finales de la estación de lluvias, y en medio de las flores vemos camuflado a un camaleón.
El camaleón es un reptil, del tamaño de un pequeño lagarto, con unas características muy propias, como son el cambio de color según las circunstancias que le rodean, lo que hace que se camufle muy fácilmente, sobre todo si se ve atacado o en peligro. Tiene una lengua alargada y muy larga que proyecta muy rápidamente para alcanzar a sus presas como son todo tipo de insectos. Los ojos se mueven independientemente el uno del otro en todas las direcciones. Tiene una cola prensil, como los monos, para asirse a las ramas de los árboles; su andar es muy lento y reposado, parece que piensa antes de dar un paso en falso. Suele vivir en solitario, y puede morder cuando se le provoca. Abunda por toda el África. En el norte del Camerún se le consideraba como un animal medio sagrado, al que se le tenía mucho respeto y miedo, tal vez por esas características y poder de cambiar de color. También estaba presente en muchos de los cuentos y tradiciones populares como personaje misterioso.