domingo, 22 de marzo de 2009

Jóvenes madres


Una de las cosas que más me llamaron la atención tanto en África, como luego en Brasil, es la edad tan temprana en que las jóvenes se convierten en madres. Muchas de ellas pasan directamente de la infancia, o pubertad, a la maternidad, de jugar con muñecos de trapo a cuidar de sus propios hijos. Entre los museys del Norte del Camerún, como en muchos países africanos, existe la dote. Un hombre, sea joven o adulto, soltero o casado, si quiere casarse con una chica tiene que ofrecer una dote a los padres de la chica, que normalmente consiste en una decena de vacas, y otros regalos. Si los padres de la chica aceptan, y después de varios encuentros y de recibir una parte importante de la dote, los padres entregaran su hija al pretendiente, pactando así el casamiento. Si la chica queda embarazada y tiene su primer hijo, el marido tendrá que seguir pagando la dote hasta completar todo lo pactado. Sin embargo si no tiene hijos, el marido dejará de pagar el resto de la dote, o incluso pedirá a los padres de la chica la devolución de lo ya entregado, al mismo tiempo que devuelve la hija a sus padres, rompiendo así el matrimonio.

lunes, 9 de marzo de 2009

Piercings museys

Hace unos años que se ha puesto de moda en nuestro mundo occidental los "piercings", o pirsins la práctica de perforarse la nariz, los labios, las orejas, la lengua, el ombligo o cualquier otra parte del cuerpo para colgarse un zarcillo, un pendiente, un adorno o cualquier otra cosa. No sé si nuestros jóvenes han pensado en las consecuencias que puede eso tener cuando pasen los años; yo cuando los veo me acuerdo de las mujeres museys. Cuando son niñas se hacen unas pequeñas perforaciones en las orejas, la nariz y los labios y se colocan unos adornos finos y pequeños, pero según van creciendo en edad van aumentando el grosor del adorno, simplemente porque la perforación hecha se hace más grande y el adorno se les cae. Así va aumentando con los años tanto la perforación como el adorno. Y cuando son ancianas el adorno es de un tamaño considerable, han perdido los dientes, y hasta se les cae la baba por el agujero.

lunes, 2 de marzo de 2009

Aniversario de ordenación sacerdotal


El día 2 de marzo de 1975 fuí ordenado sacerdote por Monseñor Larrauri, obispo encargado de las Obras Misionales Pontificias en España, en Madrid. Seis meses después de mi ordenación ya estaba en el norte del Camerún como misionero. Primero en la ciudad de Yagoua, parroquia de St. Paul, donde comencé mi experiencia misionera entre los Massás, y desde primeros de marzo de 1976 en la misión de Gobó entre los Museys. Al celebrar la Eucaristía de acción de gracias de ese primer aniversario de mi ordenación sacerdotal, pasaba por mi mente las imágenes de tantas personas queridas, familiares, amigos, compañeros de la congregación, y de otras muchas personas que conocí en mi primer año de labor pastoral, tanto en la animación misionera en Cataluña, Aragón y Baleares, como en el trabajo misionero en el norte del Camerún.
¡Que pronto pasa un año, y cuántas experiencias nuevas se pueden vivir! Ahora estaba allí perdido en una pequeña aldea del África profunda, donde no había electricidad, ni agua corriente, ni teléfono, ni siquiera una panadería. Todavía no hablaba bien francés, cuando tuve que comenzar a aprender la lengua massá y después el musey. A los 25 años era el nuevo párroco de la misión de Gobó que se me había confiado, y a la que puse bajo la protección del Espíritu Santo. Desde entonces dicha parroquia es la del Espíritu Santo. Hoy 34 años después de mi ordenación sacerdotal sigo dando gracias a Dios por la vocación misionera que me dió, y pido al Espíritu Santo que me siga iluminando y dando fuerzas para ser su testigo y misionero de la Buena Nueva en cualquier lugar del mundo.