lunes, 27 de diciembre de 2010

Armas y sayo



Hay un dicho español que reza así: "por el hábito se conoce al monje", pues viendo la fotografía de uno de los acompañantes del jefe de cantón, por el hábito y las armas sabemos que dicho señor es un guardia de seguridad que le acompaña en sus desplazamientos, o que está cerca de él en su palacete.
Usa el "boubou", que no sé el nombre exacto en español, pero podríamos llamarlo túnica o sayo, es decir un vestido amplio y ancho, de una sola pieza, con cuatro aberturas, por abajo para entrar el cuerpo, por arriba para sacar la cabeza y cuello y por los lados para los brazos. Debajo del "boubou", visten con camisa y pantalón. Y en la cabeza el turbante. Todo ello con un cierto aire árabe, así nos hacen comprender a simple vista que son musulmanes. Los animistas en el norte del Camerún no suelen vestir de esta manera; ni tampoco los cristianos, aunque a veces para aparentar una cierta distinción o categoría social así lo hagan, imitando a la gente de la Administración, a los comerciantes y a los ricos ganaderos.
Las armas que porta en la mano son la lanza y la espada. Armas que suelen utilizar los fulbés o fulanis, cuando van con sus ganados, pero muy diferentes de las que suelen usar los museys o los massás que son agricultores. Y debajo del gran "boubou", que no está a la vista, el puñal atado a la cintura, arma corta y muy eficaz en caso de peligro.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Los hombres azules



Los tuaregs, conocidos como los hombres azules del desierto, por el color azul de sus vestidos, habitan en medio del desierto del Sahara, pertenecen a los pueblos bereberes, y son seminómadas.
Tradicionalmente se dedican al pastoreo y al comercio; se desplazan con sus rebaños de camellos, cabras y burros buscando los pocos pastos que pueden encontrar cerca de los oasis, o de los pozos de agua.
También comercializan con la sal, y para ello se dirigen hacia otras zonas del Sahel, donde venden el natrón que ellos obtienen en las salinas del desierto, y compran cereales a los pueblos agricultores.
Viven en Malí, Níger, Libia y Argelia, pero también se les puede ver por el Chad y el norte del Camerún, como yo tuve la ocasión de encontrarme en Gobó con algunos de estos hombres azules del desierto.

jueves, 9 de diciembre de 2010

El jefe de cantón



El jefe del cantón de Gobó era Musey, como la gran mayoría de las personas que allí habitan, aunque también había algunos fulbés, fulanis, y los llamados "sudistas", policías o funcionarios que habían venido del sur del Camerún. La mayoría de los museys eran paganos, o seguían las religiones tradicionales; otros eran cristianos o se habían hecho musulmanes. Entre estos últimos estaba el jefe de cantón, presionado por sus jefes superiores de la Administración civil, pues si no lo hacía le darían el cargo a otra persona. Así Bulumma se convirtió en Ali Mohamed, que a su vez hizo que sus mujeres e hijos se hiciesen musulmanes y gran parte de sus allegados. Ganó prestigio a los ojos de la Administración, pero lo perdió ante su pueblo musey. El día del sacrificio del cordero montando un corcel blanco, bellamente engalanado, y mostrando la vara de mando, cabalgaba orgulloso detrás del imán, acompañado por los "griot" y súbditos, recibiendo con complacencia el sobrenombre de "alhadji" por haber ido a la Meca.