lunes, 21 de julio de 2008

Una víbora en el camino




Cuando se habla de África muchas veces se piensa en los grandes animales salvajes, en los elefantes, jirafas, hipopótamos, rinocerontes, leones... y la gente lo primero que pregunta al volver a España es si me he encontrado alguna vez con algunos de esos animales salvajes; en verdad sí he visto varios de ellos, pero lo más común, y creo que los más peligrosos para los campesinos son la multitud de serpientes que hay en aquellas tierras cálidas, muchas de ellas mortales. Existen más de 2000 especies diferentes de serpientes; unas no son venenosas como las culebras o las boas, otras sí, como las víboras, crótalos, serpientes de cascabel, najas o diferentes tipos de cobras. Allí en Yagoua, como era una zona de estepa tropical, próxima a la región sub-sahariana, de clima muy caliente, había muchas víboras y cobras venenosas, algunas mortales como la bitis y la echis. Yo me encontré a lo largo de los seis años que estuve allí con varias de ellas en diferentes circunstancias y sitios, en los caminos, en el campo, dentro de casa, en la ducha, debajo de la cama, en el almacén, en el dispensario... pero gracias a Dios nunca fuí mordido por ninguna de ellas ni picado por ningún escorpión. Pero a menudo ví personas con grandes picaduras, sobre todo en las piernas, también en las manos, heridas que tardaban muchos días en cicatrizar, y como digo conocí a varios que murieron por causa del veneno de las serpientes. Más de una vez he pensado en las palabras de Jesús en el envío de los discípulos y de las señales que les acompañarán. "expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, tomarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien" (Mc.16,17-18).

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