El mijo es el alimento básico para la mayor parte de la población del norte de Camerún, y para otros países de la región de África central, juntamente con otros cereales como el sorgo o el maíz, y últimamente también el arroz.
Entre los Masás y Museys con los que viví, era el pan nuestro de cada día.
La bola de mijo que amasaban y cocían las mujeres, como ya he descrito anteriormente en el capítulo anterior "moliendo mijo", era servida en un plato o cuenco a la que se acompañaba con otro cuenco de salsa. Los comensales sentados en esteras, alguna vez sillas y lo normal en el mismo suelo, cogían con los dedos una porción de la bola de mijo, la amasaban entre los dedos y hacían un pequeño hueco que servía de especie de cuchara para mojarla en la salsa y llevarla a la boca.
La comida principal del día era al anochecer, cuando los hombres habían regresado de sus tareas del campo, de atender el ganado o de la caza, y las mujeres habían preparado la comida después de haber molido el mijo, y un sinfín de tareas domésticas. Lo que sobraba de la cena quedaba para el día siguiente por la mañana, pero esto ya se tomaba frío, a no ser que se diluyera como una papilla tomándolo con leche.
El mijo era el único alimento. Lo que variaba era la salsa, que podía ser de gombo, verduras, pescado seco, cacahuetes, y más raramente de carne.
Antes de comer te ponían una palangana con agua para lavarte las manos, y lo mismo al terminar la comida, pues no se utilizaba cubiertos. Además varias personas tomaban la bola de mijo del mismo plato y la untaban en el mismo cuenco de salsa.
Al terminar había que eructar como signo de educación de que uno había quedado satisfecho con la comida.
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