Una de las tareas diarias de la mujer en África además de cuidar de los hijos, ir al pozo a buscar el agua, limpieza de la casa, trabajos en el campo, atender los animales de corral y muchas cosas más, es la de preparar la comida.
Siendo el mijo y el sorgo la base de la alimentación, todos los días tiene que dedicar una buena parte de su tiempo a preparar la comida.
Primero tiene que trepar a lo alto del granero para coger los granos necesarios para la alimentación de todo el día. Luego poniendo los granos en el mortero de madera majarlo con el majadero al ritmo de una canción, y muchas veces con el niño pequeño a sus espaldas. Una vez machacado el grano en el mortero y separada la cáscara del núcleo, tiene que aventarlo con la ayuda de dos calabazas. Si hace viento el grano aventado cae de la calabaza superior a la inferior que lleva en cada una de las manos, y la cáscara decorticada se la lleva el viento. Si no hay viento, recurre a hacer la misma operación pero andando de un sitio para otro para que la cascarilla quede atrás y se separe del grano.
Luego hay que triturar el grano en el molino, como vemos en la fotografía de esta joven.
El molino consiste en dos piedras planas, una mayor y fija que está incrustada en el tronco de madera o molino y otra más pequeña para las manos, y en medio se pone el grano que es triturado en un movimiento continuo de atrás hacia adelante acompasado por canciones de la misma mujer. Así se obtiene la harina de mijo que una vez cernida y limpia servirá para hacer la masa o bola de mijo.
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