Al caer la tarde en las aldeas de la sabana del norte de Camerún es el momento propicio para el movimiento de la gente, sobre todo en torno al pozo de la aldea, en este caso de la entrada a Gobó por la carretera que viene de Yagoua. Las mujeres solas o con sus bebés a la espalda, o al costado, se acercan al pozo con sus calabazas, cubos o palanganas para sacar y acarrear el agua, llevándola a sus hogares donde llenarán los odres o tinajas que allí tienen para que puedan beber todos los miembros de la familia, para preparar los alimentos y cocinar, fregar la loza, dar de beber a los pequeños animales del corral, gallinas, patos, ovejas y cabras, y para el aseo personal de toda la familia, desde los bebés, niños, y jóvenes, hasta los adultos, que a esa misma hora regresan del campo, de sus trabajos agrícolas, del pastoreo del ganado o de la caza.
También a esa hora de la caída del sol, los jóvenes pastores que han estado todo el día con el ganado en los campos vuelven a la aldea y se acercan a los pozos para dar de beber a las vacas.
Los niños que han acabado su jornada escolar, regresan contentos con sus libros y cuadernos y dispuestos a ayudar a sus padres en las pequeñas tareas de casa, recogiendo el ganado, yendo al pozo a por agua, preparando la cena, o atendiendo a los hermanos más pequeños.
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