jueves, 31 de marzo de 2016

Niños tras la valla.


Desde hace unos meses estamos viendo, por desgracia cada vez más, a niños tras las alambradas de las fronteras entre países, o tras las vallas de los campos de refugiados, que huyen con sus padres, y a veces solos, de la guerra de sus países de origen, de la violencia y del hambre. A veces las fotos que nos muestran los medios de comunicación social son aún peores, niños enfermos o ateridos de frío bajo unas lonas o tiendas esperando pasar la frontera, en medio del barro y charcos de agua, o aún peor niños ahogados en el mar y que las olas han depositado sus pequeños cuerpos en las orillas de la playa.
Las fotos que hoy subo al blog, aunque también son fotos de niños tras una valla, son diferentes. Son del año 1980 en la misión de Gobó. Yo había hablado públicamente de la corrupción y de la injusticia que se hacía con los niños en las escuelas públicas, donde los maestros exigían a los niños que le llevasen huevos, frutas o grano de cereal de sus casas, muchas veces sin que lo supieran sus padres; otras veces les obligaban a realizar los trabajos caseros y agrícolas, como ir a buscar el agua al pozo, o ir a cavar y sembrar sus campos, o a recoger la cosecha. Como reacción a mis denuncias en las homilías y charlas con los padres y catequistas, un día los maestros de la escuela pública de Gobó llevaron a todos los niños de la escuela ante las puertas de la misión y los dejaron allí de rodillas bajo el sol y durante un buen tiempo, molestos y enfadados porque la misión católica  denunciaba públicamente sus injusticias.

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