domingo, 15 de febrero de 2009

48º a la sombra

En los meses de marzo y abril, cuando el calor es más intenso en el norte de Camerún, después de varios meses sin llover y todo está seco, es la época para ir a segar las yerbas altas, que en la estación de lluvias crecieron en las hondonadas, para hacer los techos de paja de las chozas, o reparar las que con el paso del tiempo se han estropeado y dejan pasar el agua de la lluvia al interior de la casa. Algunos de los techos de la misión estaban en malas condiciones y había que arreglarlos antes de que llegara la estación de lluvias. Así que un día salí por la mañana temprano con dos hombres en la camioneta y nos dirigimos a la zona adecuada donde había esas yerbas. Allí estuvimos bastante tiempo segando las yerbas, haciendo los haces y cargándolos en las camioneta. El sol calentaba más y más, no había ninguna sombra para cobijarnos y lo peor era que yo no me había llevado agua para beber. Todavía era un novato en la zona. Pero pronto aprendí la lección. No había casas, ni aldeas en los alrededores para pedir un poco de agua. Al final encontré una charca donde iba a beber el ganado. Tal era la sed que tenía que no hice asco del agua fangosa que bebí. Como recuerdo hice la fotografía. Parecerá bonita con nenúfares y todo. A mí me recuerda lo del refrán español. "No digas nunca: de ese agua no beberé".


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