En uno de mis viajes por el norte del Camerún, no recuerdo exactamente en donde fue, pero sí se que era a principios del año 1979, al borde del camino vi una estatua de unos dos metros de altura, que me llamó poderosamente la atención, paré el vehículo y descendí para hacer la fotografía. No había nadie cerca de allí, ni existía por aquel lugar ninguna aldea. ¿Qué hacía allí aquella estatua? ¿Qué representaba? ¿Qué significado tenía? ¿Quién la había tallado? Varias preguntas que me hice y hasta el día de hoy no he sabido responder.
A vista de un occidental era algo artesanal y de poco valor artístico, acostumbrado como estamos a contemplar grandes obras del arte griego, románico, gótico, renacimiento, o del arte moderno. Pero también existe un arte africano y son célebres algunas piezas en bronce, esculturas de madera, máscaras, etc que incluso se exponen y hacen parte de los mejores museos de Europa. Esta estatua africana junto al borde del camino no era una original obra de arte, pero seguía los cánones de la escultura africana, era una figura antropomorfa en posición erecta, rígida, hierática, con los brazos caídos paralelos al cuerpo, de expresión severa, que transmitía un aire de rigidez y de alerta vigilante al borde del camino y yo diría también de autenticidad en medio de la desolación del paisaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario