domingo, 1 de junio de 2008

Viaje en piragua


Como he dicho en otro blog anterior, los primeros meses en Camerún fueron de adaptación al país y a la nueva cultura en la que tenía que vivir. Además de estudiar y ponerme al día en el francés como lengua oficial, tenía que aprender el Massá, lengua de la región de Yagoua. Los Massás habitaban a ambos lados del río Logone. Con la colonización de África por las potencias europeas; se crearon países y naciones artificiales; a pueblos enemigos les hicieron vivir bajo la misma bandera, otros muchos pueblos, etnias y tribus quedaron divididos en países diferentes; eso aconteció con los Massás, divididos por el río Logone, que los colonizadores pusieron como frontera, cuando ese pueblo vivía a ambas orillas del río. Al otro lado del Logone en el Chad, en la diócesis de Pala, en la que también estaban los Oblatos de María Inmaculada, se encontraba por aquellas fechas un jesuita español, el P. José Luis Ferrer, de Gandía, que estaba haciendo la gramática Massá, y recogiendo los cuentos, historias y tradiciones del pueblo Massá; pues él trabajaba con ellos en un barrio de Djamena, la capital del Chad. Él estaba entonces en la misión de Magao con un oblato francés, y me invitó a pasar con él unas semanas para introducirme en el aprendizaje de la lengua Massá, además de regarlarme la gramática que había acabado de hacer. Desde Yagoua viajé hasta la misión de Guemé, donde estaba el P. Badet, espiritano suizo, y la comunidad de hermanas canadienses. El P. Badet buscó a un hombre que tenía una piragua para que me trasladara a la otra orilla, donde me esperaban los misioneros de Magao. Yo nunca había subido a una piragua, un tronco de árbol ahuecado, tan inestable al menor movimiento; y más atravesar un río como el Logone con su inmenso caudal, uno de los grandes ríos de África, y sabiendo que en la zona había bastantes hipopótamos. Yo iba inmóvil para no desestabilizar lo más mínimo a la piragua; pero la tarde caía y desde el medio del río el paisaje era tan maravilloso que me atreví a hacer esta fotografía. Recuerdo perfectamente la fecha, el 19 de noviembre de 1975. A la mañana siguiente al salir el sol, escuchaba las noticias desde el transitor de pilas: "Franco ha muerto".

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